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siguiesen el ejemplo de apertura que han dado Bosnia y el Dr. Sam Semir Osmanagic, justo lo contrario a la dictadura y
ocultismo de Hawass.

En los alrededores del recinto de Gizéh, así como alrededor del complejo de Djoser, en Saqqarah, da la impresión que
los egiptólogos se vuelven ciegos, pero también sordos y mudos si se les pregunta sobre las ruinas circundantes. A unos
trescientos metros de la pirámide escalonada de Saqqarah se encuentran las ruinas de la pirámide de Unas, pero otros
300 metros más al Sur Oeste, hay otras ruinas sobre las que los guías no parece que conozcan nada.
Tanto la de Unas como las demás, que están en peores condiciones, no tienen muchas esperanzas de
reacondicionamiento ni de protección. Aún se puede ver en ésta, los bloques de rastrillo, es decir de calces múltiples, por
donde otro bloque se deslizaba para abrir o cerrar, así como tirados por ahí, se ven trozos de lo que fueran goznes y
bisagras.

Alrededor de todo el complejo de Djoser el descuido es como en todo Egipto, porque al paso de los turistas se suma la
inclemente intemperie que va dañando lo que queda; pero lo peor, son las máquinas que como en Abu Rawas (Diodofre),
hacen tareas de “limpieza inexplicable“.

Hace ya bastante tiempo se tiene especial secreto respecto a las obras que se realizan debajo de la Esfinge, con la
coartada de obras exteriores que no acaban nunca. Pero lo curioso es que también se ha pasado máquina en los
alrededores y algunos pedazos han sido bien machacados, como para no dejar demasiado testimonio de cosas
inexplicables. Por suerte hay fotos y videos, pero no es lo mismo que verlas en directo. Por ejemplo, ningún guía nos dice
a quién se le atribuye la construcción del templo o muralla que debió existir alrededor del templo de la Esfinge, cuyos
restos –como el pedazo de cornisa de la imagen de arriba- dan una idea del tamaño que debió tener.