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LAS CÁMARAS SECRETAS DE LA GRAN PIRÁMIDE - SECRETOS DE LA GP
En 2009 tuve el placer de contactar con Philippe Lheureux, quien ha hecho el aporte más importante del aún joven siglo
XXI, sobre la Gran Pirámide de Gizéh y posiblemente su descubrimiento deductivo se pueda aplicar a muchas otras
pirámides. Tengo autorización de mi amigo para presentar resumidamente su descubrimiento deductivo, pero no puedo
reproducir su libro en francés, que tendré el placer de traducir al español y que puede encontrarse en la web: "Le
mécanisme secret de la grande pyramide d?Egypte". Siempre hemos creído que las “Cámaras” del Rey y de la Reina eran
simplemente eso, cámaras.
Christopher Dunn tiene la teoría de que la pirámide era un reactor termonuclear y también eso es posible en la
polivalencia de la Gran Pirámide, pero la deducción de nuestro amigo francés Philippe Lheureux, sin dejar nula la teoría de
Dunn, nos abre los ojos respecto a otro uso y función de estas cámaras, con un argumento mucho menos discutible desde
el punto de vista de la ingeniería.
Si un ingeniero ve un hallazgo arqueológico de unos engranajes, un
motor, un chasis, unas palancas y unas ruedas, dirá que se trata de un
vehículo. A partir de allí la investigación le conducirá al cómo, porqué, para
qué y demás detalles. Pero en la arqueología y especialmente en la
egiptología, los “expertos” verán en ese mismo hallazgo un raro objeto de
culto, un altar, una deidad, un tótem o cualquier otra cosa, puesto que
según el pensamiento ortodoxo: “los de antes, los primitivos, eran unos
brutos sin tecnología y con inteligencia apenas superior a los simios”.
Los egiptólogos han creído y creen muchos –peor aún- que eran
cámaras funerarias, a pesar de que Abullah Al Mamun, en el siglo IX
lograra por fin entrar en la pirámide para hallarla completamente vacía, a
excepción del tanque de la cámara mayor y un par de sacos de semillas de
trigo. Entonces, se inventan hoy que el faraón se habría llevado sus
riquezas a otra parte jamás encontrada.
Es curioso que todo lo que queda del supuesto dueño de la Gran
Pirámide, Keops, sea una estatuilla de cerámica de ocho centímetros de
alto. Lo demás, son lejanas y confusas referencias. Varios científicos,
desde el premio Nobel Luis Walter Álvarez (1911-1988) en adelante, han explorado las pirámides en busca de explicación
a sus fenómenos, pero todo ha quedado siempre en secretos y las razones son siempre las mismas: el interés de los
intereses (valga la redundancia) por dejar intacto el conjunto de creencias mundiales para conservar el poder.
En el detector de muones de Álvarez, con que se estudiaron algunas pirámides en Egipto y otras en México, se basó el
trabajo de Balmaceda y Valdés, perfeccionándolo merced a mejores medios tecnológicos de la década de los ‘80. La Dra.
Linda Manzanilla Naim también hizo estudios de neutrinos en Teotihuacán pero ninguna de esas investigaciones ha
llegado en sus resultados al gran público. En casi todos los casos, como me confesara cierto amigo muy relacionado a
este tema, no se usaban estos aparatos para estudiar cámaras escondidas, sino para estudiar en las pirámides el
comportamiento de las subpartículas. O sea lo mismo que hacíamos nosotros.
Entre las “curiosidades” de las pirámides, encontraban que algunos
sectores resultan inaccesibles a la investigación. El campo magnético
de la pirámide confunde a los aparatos. Exactamente lo mismo nos
ocurría con las pirámides más potentes, que había que meter los
aparatos dentro, porque desde afuera no funcionaban correctamente.
Comprendiendo las razones del secretismo (el interés de los intereses),
y habiendo visto en Egipto cuánto hay casi a la vista de todo el mundo
por explorar y no se permite, como los laberintos en torno a la Esfinge y
las pirámides, se nos hace muy poco probable que las autoridades
egipcias permitan una investigación sobre las cámaras secretas de la
Gran Pirámide que el trabajo de Philippe Lheureux deja prácticamente
al descubierto. Nadie ha accedido a ellas aún, pero veamos en parte y
sintéticamente, si acaso esta teoría tiene aspectos discutibles: LA
CÁMARA DEL REY, PISTÓN HIDRÁULICO Y PUERTA
Hacer una semejante obra para poner un “sarcófago” y ni siquiera enterrar a nadie, como no se enterró a nadie en
NINGUNA de las pirámides de Egipto, era una creencia errónea hace un par de siglos y puede que hasta fines del s. XIX.