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A  1.800  metros  de  la  escalonada,  se  encuentra  la  pirámide  de  Pepi  Iº,  una  de  las  pocas  que  tienen  jeroglíficos.  Y
           alrededor, otras más derruidas que sin pruebas de ninguna clase la egiptología ha adjudicado a reinas cuya existencia es
           más que dudosa. Los jeroglíficos en la de Pepi Iº son meramente decorativos, copiados en otras épocas muy posteriores a
           su construcción, sin ningún valor explicativo. No dicen nada sobre su constructor.

               Evidentemente  fue  reacondicionada  y  utilizada milenios  después de  que  la  construyeran, según  indican  los  estudios
           petrológicos de microfotografías que obtuve en 2007. Lógicamente, lo mejor hubiera sido llevarme un pedazo de bloque,
           pero eso sería delito. Sin embargo, no parece serlo la destrucción que se hace con bulldozers en muchos sitios, como en
           los alrededores de las ruinas de la pirámide de Diodofre. En 2007 deseaba fotografiar y filmar unas colosales cornisas de
           granito que no pude registrar en el viaje anterior (mayores que la de al lado del templo de la Esfinge), pero ya no estaban.
           En cambio encontré a un centenar de metros al norte, un montículo de pedazos de aquellas moles, rotos y amontonados a
           fuerza de máquinas.

                                                    A 350 metros al Sur de la de Pepi Iº se encuentra el complejo de Djerkare,
                                                del que los desmanes, máquinas y mala praxis arqueológica también están
                                                destrozando todo. Las tres pirámides que se adjudica a Snefru (aparte de
                                                arquitectos  chapuceros  y  mala  suerte,  parece  que  no  le  alcanzaría  una
                                                pirámide), o sea la de Meidum, la Acodada y la Roja, están en franco riesgo
                                                de derrumbes.

                                                    Bien se podría con una parte del capital que recoge el turismo en Egipto,
                                                hacer  algunas  obras  que  impidan  el  desmoronamiento  de  las  cámaras
                                                interiores, porque están peligro de desplome, como ya ocurrió hace algunas
                                                décadas  dentro  de  la  pirámide  Roja.  Hoy  existe  una  cámara  a  la  que  se
           accede  por  escaleras  y  que  se  ha  derrumbado  su  piso,  dejando  al  descubierto  la  existencia  de  otra  cámara  antes
           desconocida. No sabemos qué contenía y los guías no saben cuándo ocurrió ese derrumbe interior. Uno me dijo que había
           leído sobre ello y creía que a fines del s.XIX. Lo más probable es que, como en todas las demás, no hubiera nada en su
           interior, pero aunque lo que hubiera quedado a la vista se lo llevaran ladrones, nadie ha accedido a lo que haya debajo de
           las moles derrumbadas. Esperemos que no sea por derrumbe que se descubran las cámaras secretas de las pirámide de
           Gizéh.

               Actualización mayo de 2012: Y algunas imágenes de 2010 sobre el basural existente entre las ruinas de Gizha y otros
           sitios.  Una  verdadera  pena.  Las  autoridades  no  ponen  papeleras  -que  incluso  han  sido  ofrecidas  en  donación  por
           Piramicasa y otras entidades- alegando que pueden ser usadas para colocar bombas por parte de los terroristas. Como si
           no pudieran hacerlo usando cualquiera de los innumerables huecos existentes.
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