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abríamos ladraba hasta conseguir que se le atendiese. También Rusito, mi gato, duerme en esa pequeña pirámide de
cartón y aluminio.
- Pero los gatos son muy raros. -le comenté- A algunos, la pirámide no les va. A otros, les encanta.
- Pues al mío le viene de maravilla. ¿Te acuerdas de su pata infectada?... No tiene ni cicatriz.
- Veo que vale la pena seguir con el laboratorio. -dije a mis compañeros- Mañana iré a arreglar algunos asuntos y veré si
puedo asegurar otro año. ¿Estáis dispuestos?
- ¡Y diez años también! -dijo Roberto mientras reía- Aunque en un par de años habremos alcanzado todos los objetivos
propuestos.
- También la antipirámide -dijo Herminio (I)- plantea un campo de investigación magnífico, pero ello implicaría cuatro o
cinco años más de trabajo. Y creo que con lo que sabemos de ese aspecto, es suficiente a efectos prácticos. Uno o dos
años más, serán suficientes para comprender afondo la pirámide y completar los trabajos iniciados. Incluso quiero hacer un
experimento de generación electromagnética con acumuladores piramidales de cobre, pero eso también plantea grandes
desafíos técnicos, científicos... Y económicos.
- Lo económico no es problema por ahora. -dije- Pero terminemos los trabajos iniciados, y ya veremos más adelante...

Quitando los tacos y otras cosas intrascendentes de las conversaciones, el presente resumen es casi textual y da una
idea de los trabajos realizados en el campo de la física cuántica y de los dos días más alegres de mi vida de piramidólogo.
Llegar a ello fue una tarea muy dura y pudo hacerse gracias a que mis socios contaban con contactos científicos de
primera línea en todo el mundo, muchos de los cuales aportaron información y recursos técnicos que aún hoy son difíciles
de hallar en el mercado.

En síntesis, nuestro descubrimiento fundamental es que la pirámide perfecta es una réplica a macroescala de una
molécula del agua, guardando relación directa con su simetría, cosa que por la misma época -aunque no lo sabíamos-
Linus Pawling - premio Nobel de física, descubría lo mismo por otros métodos dos años antes. Nos lo hizo constar
enviando un teletipo inmediatamente que recibió la carta de nuestros muchachos y aunque ellos lo habían descubierto y
demostrado, se le reconoció su autoría y lo hizo público poco después. Recordé a mis amigos que había leído un libro de
un tal Georges que guardaba mi padre como quien guarda un gato montés, con cariño pero con cuidado, porque hablaba
de las maravillas de la G.P. al mismo tiempo que decía que la construyeron esclavos y otras chorradas que ya ni la
egiptología moderna acepta. Sobre los pocos bloques que quedan del revestimiento, ya decía alguien en el libro, que es
“albañilería gigantesca realizada por modernos relojeros” y “obra de ópticos modernos sobre obra de muchas hectáreas”.

Pero nunca imaginé en aquella infancia llena –como hasta ahora- de
sucesivos y maravillosos descubrimientos, que daríamos con éstas analogías,
con semejantes semejanzas (valga otra redundancia) con la tecnología más
avanzada.
Es decir que la Gran Pirámide de Gizéh, con sus 230 metros de lado de
base, se corresponde con exactas proporciones a la molécula de agua, que
tiene alguna millonésima de Å (Å = Armstrong. El nanómetro (nm) equivale a
una millonésima de milímetro, y el Armstrong es equivalente a una diezmillonésima de milímetro). Podría transcribir una
serie de anotaciones físicas y matemáticas, que son para mí un idioma casi desconocido, resumidas en conceptos
mecánicos que entiendo muy bien, pero este libro ha de llegar a una mayoría que como yo, prefiere conceptos sencillos y
pocas fórmulas, salvo las imprescindibles para poder pasar a la práctica experimental, aunque sea en forma casera.
Quiero dejar constancia en este Libro que la investigadora mexicana Linda Manzanilla Naim estaba por dirigir un equipo
científico multidisciplinario que debía medir en 2002, los muones bajo la Pirámide del Sol, en Teotihuacán, con un aparato
sospechosamente similar al nuestro. No sabemos si se trata del nuestro o de uno similar al desarrollado por Luis W.
Alvarez, pero no se han tenido noticias hasta ahora, al menos por internet. No sé dónde se encuentran mis compañeros,
que tenían un contrato para Irán o Irak en 1992, pero no se menciona en el artículo de "LA JORNADA" de México D.F. del
Viernes 27 de septiembre de 2002, al diseñador del detector de neutrinos. Me temo que como había participantes y
"vigilantes" de varias universidades como Harvard, nada de lo que se descubra se llegue a divulgar si es importante. Hay
muchos intereses económicos a los que les interesa que no prospere la piramidología, especialmente en sus aplicaciones
terapéuticas, como veremos en detalle en el capítulo correspondiente.

En la imagen siguiente vemos cómo la pirámide funciona como una trampa de inclusión magnética, donde los neutrinos
entran y no pueden salir. Cuando hay agua en el interior, el proceso posterior es su acomodación dentro de sus moléculas,
para después incluirse en los átomos.