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- Si, comprendo. -dije- Salieron bastante caras esas mosquitas tuyas; las pagué unos días antes de marcharme pero me
           dijo el biólogo que tardarían en preparar una partida de larvas sanas, libres de toda contaminación y con una provisión de
           su comida. ¿Ha habido algo interesante?
           - ¡Algo, si...!. -dijo Herminio (I)- ¿Te acuerdas cuánto viven?
           -  ¡Como  para  olvidarme!.  -respondí-  Según  el  Dr.  Prigueres,  quince  días  sin  variación,  a  pesar  de  cambios  térmicos,
           etcétera; y por eso las cobraron más que si fueran de oro.
           - Pues las nuestras de ahora valen mucho más. -dijo Roberto con la cara más feliz que jamás le viera- ¿Cuánto valen unas
           moscas zafiro que viven casi treinta días, en vez que quince?
           - ¡¿Qué?!
           - Lo que acabas de oír, Gabriel. La primera generación de larvas se desarrolló normalmente, pero vivieron veintitrés días y
           25 como máximo. La segunda generación vivió veinticinco como promedio, aunque los dos días agregados lo pasaron
           como larvas y crisálidas. La tercera generación vivió veintisiete días como promedio, con el mismo período larval que la
           primera camada. Pero ocho especímenes vivieron treinta días y una alcanzó los treinta y un días.
           - ¿O sea que las larvas de la tercera generación se desarrollaron más rápido y el total de vida llegó casi al doble de lo
           normal?.
           -  Eso  es.  -intervino  Herminio  (I)-  Y  yo  que  no  entiendo  nada  de  biología,  ni  me  interesaba,  ahora  me  produce  ciertos
           vértigos. Si una mosca normal, una "musca domestica", viviera el doble, las pirámides causarían un gran daño ecológico.
           - Si, -le respondí- pero la mosca doméstica es saprófita; o sea que come materia en descomposición. Por eso nunca pude
           hacer los experimentos con ellas. En la pirámide nada se pudre y las moscas domésticas emigran o se mueren. No ponen
           huevos en las pirámides. Compramos las larvas de moscas zafiro que me pedió Roberto, porque aparte de vivir quince
           días  exactos  y  sin  variación,  es  simbiótica  en  la  naturaleza,  como  las  abejas,  aunque  no  podamos  comer  su  jalea
           alimentaria. Incluso contribuyen en la polinización y no comen materia podrida, por eso pueden permanecer en la pirámide.
           Nunca se realizarán esos temores ecológicos tuyos.
           - Bueno... -dijo el matemático- Pero igual me produce vértigo. Si un bicho debe vivir quince días, como lo hace desde
           millones  de  años  atrás,  no  es  normal  que  viva  el  doble.  ¿Qué  pasaría  con  las  personas,  si  viviésemos  el  doble?  ¡No
           cabríamos en el mundo!...
           - Tus cálculos -le respondí- se centran en parámetros incompletos. Es que debiéramos vivir cien veces más que lo normal,
           aunque nos reprodujésemos menos, como los Primordiales...
           - ¿Como los qué? -preguntaron los tres.
           - Digo... Si viviésemos de otra manera, reproduciéndonos menos pero viviendo mejor, habría una "ecología humana" más
           ajustada a tus cálculos matemáticos, pero en todos los órdenes. Ya sé que diréis que estoy loco, como siempre, pero la
           matemática a veces no es muy justa.
           Especialmente cuando se trata de pensar en que el mundo nuestro podría vivir mucho mejor y muchísimos más años...
           -  Gabriel...  -dijo  Roberto-  Creo  que  estás  llevando  el  resultado  de  nuestros  experimentos  a  una  exageración.  No
           pretenderás que nos hagamos inmortales usando pirámides...
           - No... -respondí- No creo que sea suficiente eso. Pero de acuerdo a los resultados obtenidos... ¿Sería posible que una
           persona duplicara su perspectiva de vida?
           - Sí, claro. -respondió Herminio (I)- Pero de ahí a hacernos inmortales... Me parece difícil. De todos modos, duplicar el
           tiempo de vida en humanos es viable. El fenómeno causal es físico, atómico, molecular, con dos vertientes: Uno magnético
           y el otro cuántico, o sea específicamente neutrínico. El ADN de una mosca y el de un humano son muy diferentes en
           estructura "gruesa", pero desde el punto de vista atómico y molecular, son iguales, están compuestos de lo mismo. Igual se
           diría de las células, a pesar de las diferencias morfológicas. Si se oxidan menos por ausencia de radicales libres, trabajan
           mejor con el agua corregida molecularmente y los electrones tienen neutrinos para completarse, el efecto de las células se
           verá en todo el órgano, sea de mosca o de persona...
           - Pero también -agregó Roberto- habría que tener en cuenta que las moscas utilizadas eran larvas cuando se las trajo y
           vivieron toda su vida dentro de una pirámide, las otras dos generaciones nunca salieron de la pirámide... Para hacer el
           experimento en humanos, necesitaríamos hacerlo en niños, y aunque no estuvieran todo el tiempo dentro de una pirámide,
           al menos que durmieran o vivieran dentro de ellas. Necesitaríamos doscientos años para verificar el experimento a nivel de
           humanidad...
           - O sea que no hay mucho que demostrar en cuanto a aplicaciones en humanos...
           - No tan así. -dijo Roberto- Si tenemos en cuenta que los efectos de recomposición molecular causada por los neutrinos
           son  mucho  más  duraderos  que  la  descomposición  por  pérdidas  que  sólo  pueden  medirse  cuánticamente,  entonces
           tenemos bien clara la explicación a los fenómenos que ya conocemos. Por eso te curas las heridas mucho más rápido. Si
           nuestras células viven el doble de tiempo, es lógico esperar que todo el cuerpo duplique su perspectiva de vida a partir de
           lo que te queda. No sólo por los efectos en células sanas y normales, sino por la regeneración que se produce, mucho
           mejor y más completa en casos de heridas o cualquier disfunción a nivel celular. Es una pena que no podamos pasarnos la
           vida entera dentro de una pirámide o extrapolar el fenómeno sin usarlas.
           -Ya es una gran ventaja -agregó Herminio (I)- que no puedan prosperar las bacterias que promueven infección; con las
           moléculas de agua perfectamente estructuradas y habiendo saturación de neutrinos, es lógico que las heridas curen muy
           rápido.  Como  bien  has  comprobado,  bastan  las  ocho  horas  de  sueño  para  limpiar  bastante  el  organismo.  Hemos
           comprobado  también  algo  interesante  sobre  los  cuerpos  orgánicos,  pero  no  desde  la  biología,  sino  desde  la  física.
           Cuéntale tú, Roberto.
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