Page 42 - EL Historiador
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La conspiración de Reyes no contó con suficientes adeptos y acabó rindiéndose en

        Linares, Nuevo León y fue conducido a la prisión de Santiago de Tlatelolco. Félix Díaz,
        sobrino  de  Porfirio  Díaz,  se  rebeló  en  el  Puerto  de  Veracruz,  fue  derrotado  y

        condenado  a  muerte.  Madero  le  concede  el  indulto  y  fue  trasladado  a  la
        penitenciaría de la Ciudad de México. Félix Díaz y Bernardo Reyes fueron liberados

        el 9 de febrero de 1912, con el apoyo de la Escuela Militar de Aspirantes en Tlalpan
        y  de  los  cuarteles  de  Tacubaya.  Se  dirigieron  a  Palacio  Nacional,  donde  muere
        Bernardo Reyes y Félix Díaz se refugia en la Ciudadela. Francisco I. Madero nombró

        a Victoriano Huerta jefe militar de la plaza. Huerta entró en contacto con Félix Díaz,
        de lo cual Madero tuvo conocimiento, por ello sus ataques nunca hicieron daño a los

        sublevados  en  la  Ciudadela;  finalmente,  el  17  de  febrero  fueron  aprehendidos
        Madero y Pino Suárez.
        El embajador norteamericano, Henry Lane Wilson prestó el edificio de la embajada

        a Félix Díaz y a Huerta, para redactar el Pacto de la Ciudadela, también llamado Pacto

        de la Embajada, donde se desconocía al gobierno de Madero; Huerta asumiría la
        presidencia  provisional  y  convocaría  a  elecciones,  conformaría  un  gabinete  con
        reyistas y felicistas. Díaz no ocuparía puesto alguno para contender en las próximas

        elecciones.
        Madero  y  Pino  Suárez  fueron  obligados  a  renunciar  a  sus  puestos  y  se  nombra

        presidente al secretario de Relaciones Pedro Lascuráin, quien sólo dura unos minutos
        en su puesto, suficiente para nombrar a Huerta secretario de Gobernación. Acto
        seguido,  Lascuráin  renuncia  y  automáticamente  Huerta  es  el  nuevo  presidente.

        Mientras se preparaba la salida de Madero y Pino Suárez a Cuba, gestionada por el
        embajador  Manuel  Márquez  Starling,  Huerta  ordenó  el  traslado  de  ambos  a  la

        penitenciaría y durante el trayecto fueron asesinados.
        En  los  pocos  meses  que  duró,  el  gobierno  maderista  no  pudo  concretar  las

        aspiraciones de ninguno de los sectores de la sociedad; sin embargo, su muerte unió,

        por un tiempo, a los revolucionarios para continuar en la lucha por transformar al
        país.
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