Page 215 - Dune
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darás a luz una hija, mi hermana, aquí en Arrakis.
               Jessica apoyó sus manos en el suelo de la tienda y se apretó contra la curvada
           pared para rechazar la oleada de temor. Sabía que su estado no era aún visible. Sólo

           su propio adiestramiento Bene Gesserit le había permitido leer los primeros débiles
           signos en su cuerpo, advertir la presencia de un embrión de apenas unas semanas.
               —Sólo  para  servir  —susurró  Jessica,  ciñéndose  a  la  divisa  Bene  Gesserit—.

           Existimos sólo para servir.
               —Encontraremos  un  hogar  entre  los  Fremen  —dijo  Paul—,  donde  nuestra
           Missionaria Protectiva nos ha preparado un refugio.

               Han preparado un camino para nosotros en el desierto, se dijo Jessica. ¿Pero
           cómo puede saber él algo de la Missionaria Protectiva? Cada vez le era más difícil
           dominar su terror ante la cosa extraña en que se estaba convirtiendo Paul.

               Este estudió la confusa sombra que era ella, viendo su miedo en cada reacción,
           con  su  nueva  consciencia,  como  si  se  destacara  contra  una  deslumbrante  luz.

           Experimentó hacia ella un inicio de compasión.
               —No puedo decirte aún las cosas que ocurrirán —dijo—. No puedo decírmelo ni
           a mí mismo, aunque las he visto. Este sentido del futuro… parece como si no tuviera
           ningún control sobre él. Simplemente se manifiesta. El futuro inmediato, digamos un

           año,  puedo  verlo  en  parte…  un  camino  amplio  como  nuestra  Avenida  Central  en
           Caladan. Pero hay cosas que no puedo ver… lugares oscuros… como situados al otro

           lado de una colina —(y pensó de nuevo en la agitada superficie de un pañuelo)—… y
           hay ramificaciones.
               Permaneció  silencioso,  como  si  el  recuerdo  de  aquella  visión  le  perturbara.
           Ningún sueño presciente, ninguna experiencia de su vida pasada le habían preparado

           para esto: todos los velos habían caído, el tiempo se le presentaba en su desnudez.
               En  el  revivir  de  su  experiencia  reconoció  su  terrible  finalidad:  la  irresistible

           presión de su vida dilatándose como un burbuja siempre en expansión… el tiempo
           retrayéndose ante aquello…
               Jessica buscó el control de la luz y lo activó.
               Una débil luz verdosa empujó las sombras, calmando su miedo. Observó el rostro

           de Paul, sus ojos… su mirada interior. Y supo dónde había visto antes una mirada
           parecida:  las  fotos  en  los  informes  de  desastres…  en  los  rostros  de  los  niños  que

           habían conocido el hambre o las más terribles heridas. Los ojos eran pozos sin fondo,
           la boca una línea dura, las mejillas profundamente hundidas.
               Es  la  expresión  de  una  terrible  consciencia,  pensó,  de  alguien  obligado  al

           conocimiento de su propia mortalidad.
               No era más que un niño.
               El  significado  oculto  de  las  palabras  de  Paul  empezó  a  definirse  en  su  mente,

           barriéndolo  todo.  Paul  había  mirado  hacia  adelante,  había  visto  una  vía  de  escape




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