Page 46 - Dune
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—Podríais decirme algo acerca de toda la población de Arrakis —dijo Paul.
—Oh, por supuesto —dijo Yueh—. Hay dos grupos principales de gente: los
Fremen forman uno de ellos, y el otro está compuesto por los pueblos de los graben,
los sink y los pan. Según tengo entendido, algunas veces se casan entre ellos. Las
mujeres de los poblados pan y sink prefieren los maridos Fremen; sus hombres
prefieren esposas Fremen. Tienen un dicho: «La educación viene de la ciudad, la
sabiduría del desierto».
—¿Tenéis fotos de ellos?
—Buscaré alguna para vos. La característica más importante, desde luego, son
sus ojos: totalmente azules, sin el menor blanco en ellos.
—¿Una mutación?
—No, es debido a la saturación de melange en su sangre.
—Los Fremen tienen que ser muy valientes para vivir al borde de ese desierto.
—Todo el mundo lo dice —dijo Yueh—. Componen poemas a sus cuchillos. Sus
mujeres son tan salvajes como sus hombres. Incluso los chicos Fremen son violentos
y peligrosos. No creo que se te permita mezclarte con ellos.
Paul miró a Yueh; su atención había sido atraída por aquellas breves palabras
acerca de los Fremen. ¡Qué pueblo para tenerlo como aliado!
—¿Y los gusanos? —preguntó Paul.
—¿Qué?
—Quisiera estudiar algo acerca de los gusanos de arena.
—Oh… por supuesto. Tengo un librofilm acerca de un espécimen pequeño, de tan
sólo ciento diez metros de largo por veintidós de diámetro. Fue registrado en el
extremo norte del planeta. Testigos dignos de fe han hablado de gusanos de más de
cuatrocientos metros de longitud, y esto hace pensar en que es posible que existan
incluso otros mayores.
La mirada de Paul se dirigió hacia un mapa de proyección cónica de las regiones
septentrionales de Arrakis que estaba sobre la mesa.
—El cinturón desértico y la región polar sur están calificadas como inhabitables.
¿Es a causa de los gusanos?
—Y las tormentas.
—Pero cualquier lugar puede ser convertido en habitable.
—Si es económicamente realizable —dijo Yueh—. Arrakis posee muchos y
costosos peligros. —Se atusó el caído bigote—. Vuestro padre llegará en seguida.
Antes de irme, tengo un regalo para vos, una cosa que he encontrado al hacer mis
maletas. —Puso un objeto sobre la mesa, entre ellos dos: negro, oblongo, no más
largo que la última falange del pulgar de Paul.
Paul lo observó. Yueh notó que el muchacho no hacía el menor gesto para tocarlo
y pensó: Es cauteloso.
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