Page 140 - Libros de Caballerías 1879
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AMADÍS DE GAULA


        menester, e había visto muchas  e grandes heridas,
        mucho  fué espantado y desafuciado  de  su  vida;
        mas como aquel que lo amaba y tenía por  el me-
        jor caballero  del mundo, pensó de poner todo su
        trabajo por le guarecer, e catándole las heridas, vio
        que todo  el daño estaba en la carne e en  los hue-
        sos,  y  que no le tocara en las entrañas. Tomó ma-
       yor esperanza de lo sanar, e concertóle los huesos
        e las costillas, e cosióle la carne, e púsole tales me-
       lecinas, e  ligóle tan bien todo  el cuerpo  al derre-
       dor, que  le fizo restañar la sangre y el aliento que
       por  allí  salía,  e luego  le vino  al Caballero mayor
       acuerdo y esfuerzo, de guisa que podo  hablar,  e
       abriendo los ojos, dijo:
         —¡Oh Señor Dios todopoderoso, que por tu gran
       piedad quesiste venir en  el mundo e tomaste carne
       humana en  la Virgen María,  pídote, Señor, como
       uno de los más pecadores, que hayas merced de mi
       ánima, que el cuerpo condenado es a la tierra.
         Con grandes cuidados,  lleváronlo  a un  castillo
       desmantelado que en la isla había, donde, gracias a
       la ciencia del maestro Elisabat, recobró la salud en
       no mucho tiempo.










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