Page 178 - Libros de Caballerías 1879
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AMAD1S DE GAULA
todo, le vino a la memoria ser éste padre de su
señora Oriana, aquella que sobre todas cosas
las
del mundo amaba e temía, e las grandes honras que
él e su linaje los tiempos pasados habían del re-
cebido, las cuales se debían anteponer a los enojos,
y que toda cosa que en tal caso se ficiese sería gran
gloria para él, contándose más a sobrada virtud que
a poco esfuerzo. E vio que muchos de los romanos
llevaban a su señor faciendo gran duelo que
y la
gente se esparcía. Y porque venía la noche, acordó
de probar si podría servir a su señora en cosa tan
señalada; y fuese cuanto pudo por entre ambas las
batallas, a gran afán, porque la gente era mucha e
la priesa grande; que los de su parte, como conos-
cían la ventaja, apretaban a sus enemigos con gran
esfuerzo, y en los otros ya cuasi no había defensa,
sino por el rey Lisuarte y el rey Cildadán e los
otros señalados caballeros; y llegó al rey Perión,
su padre, e dijóle:
—Señor, la noche viene; que a poca de hora no
nos podríamos conocer unos a otros, e si más du-
rase la contienda sería gran peligro, según la mu-
chedumbre de la gente, que así podríamos matar a
los amigos como a los enemigos y ellos a nosotros;
paréceme que sería bien apartar la gente; que, se-
gún el daño que nuestros enemigos han recebido,
bien creo que mañana no nos osarán atender.
El Rey, que gran pesar en su corazón tenía en
ver morir tanta gente sin culpa ninguna, dijóle:
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