Page 181 - Libros de Caballerías 1879
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LAS GESTIONES DE PAZ

    dísima, no  sólo  le permitió que comunicara a su
    padre aquel secreto, sino que le suplicó que hiciera
    cuanto  le fuera posible para que cesara tan espan-
    tosa guerra, en la que, venciera quien venciera, Ama-
    dís a Lisuarte o Lisuarte a Amadís, siempre había
    de salir destrozado  el corazón de  la Princesa.
      Durante las treguas, consiguió  el santo ermitaño
    llegar a la tienda de Lisuarte. Habló a solas con el
    Rey, refirióle los amores de Oriana, y en nombre de
    Dios  le  suplicó, postrándose a sus pies, que diera
    fin a la tremenda lucha con unas alegres bodas.
      El Rey estuvo largo rato meditando, y aparte de
     la seguridad de ser vencido en  la guerra, dada  la
     escasez de las fuerzas que  le quedaban, pensó que,
     muerto  el Emperador,  con  nadie  podría  casar a
     Oriana mejor que con Amadís, cuyo altísimo valer
     nadie tanto como  él conocía, y así  le respondió  al
     ermitaño que, siempre que su honra quedara a sal-
     vo,  estaba muy  dispuesto a  concertar paces y a
     que se celebrara aquel enlace.
       Muy contento, trasladóse entonces  el santo hom-
     bre al campo de Amadís, habló en secreto con éste
     y encontró que también  él  estaba deseoso de  ter-
     minar la guerra por no verse en  el caso de derro-
     tar al padre de su señora. Oído esto, refirióle el er-
     mitaño cómo, por mandado de la Princesa, había re-
     velado  al  rey  Lisuarte  los  amores  de  ésta  con
     Amadís y cómo el Rey se manifestaba conforme con
     el matrimonio.
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