Page 184 - Libros de Caballerías 1879
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                    AMADÍS DE GAULA


        aunque bien cercada no estoviese, que mejor en ella
        que en el campo se podría reparar ; asi que, en poca
        de hora se alejó gran pieza de la montaña.
          Avisadas por sus espías las fuerzas del rey Ará-
        bigo iban tras  él esperando la ocasión conveniente
        para el ataque.
          Ocurrió entonces que  el santo ermitaño tuvo que
        enviar con un recado para Lisuarte a dos donceles
        de Amadís, los cuáles, llegados al real, encontraron
        que ya eran las fuerzas partidas para Luvaina. Si-
        guieron sus huellas, y de allí a poco vieron cómo ba-
        jaban de la montaña y seguían al rey Lisuarte los
        temibles ejércitos del rey Arábigo.
          Volvieron  riendas  y,  galopando  toda  la noche,
        llegaron al alba a la tienda de Amadís, a quien des-
        pertaron haciéndole saber lo que ocurría. Este acordó
        con su padre ir con todas sus fuerzas en socorro del
        Rey de  la Gran Bretaña; pero por ganar tiempo,
        Amadís partió delante llevando consigo a don Cua-
        dragante, e a don Florestán, su hermano, e Angrío-
        te de Estravaus e Gandalin y cuatro mil caballeros,
        e al maestro Elisabat, que así en esta jornada como
        en  las batallas pasadas hizo cosas maravillosas de
        su  oficio, dando  la vida a muchos de los que ha-
        ber no la podieran sino por Dios  y  por él. Con esta
        compaña tomó  el camino, y  el Rey su padre e to-
        dos los otros en sus batallas ordenadas tras  él.




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