Page 79 - Libros de Caballerías 1879
P. 79
:
LA LIBERTAD DE ORIANA
yáis mientes en vuestras oraciones, e mostradme el
camino que al castillo guía.
El hombre bueno gelo mostró, e Amadís anduvo
tanto, que llegó a él, e vio que había el muro alto
e las torres espesas; e llegóse a él, mas no oyó ha-
blar a ninguno dentro, e plúgole, que bien cuidó que
Arcalaus no sería aún salido, e anduvo el castillo al
rededor, e vio que no había más de una puerta.
Entonces se tiró afuera entre unas peñas, e apeán-
dose del caballo, tomóle por la rienda y estuvo que-
do, teniendo siempre los ojos en la puerta, como
aquel que no había sabor de dormir. A esta sazón
rompía el alba, e cabalgando en su caballo tiróse
más afuera por un valle; que hobo recelo, si visto
fuese, de poner sospecha que no saldrían los del
castillo, cuidando ser más gente, e subió en un otero
cubierto de grandes y espesas matas. No tardó mu-
cho que vio salir a Arcalaus e sus cuatro compañeros
muy bien armados, y entre ellos la muy hermosa
Oriana, e dijo:
— ¡ Ay, Dios ; agora e siempre me ayude e me
!
guíe en su guarda.
Oriana iba diciendo:
—Amigo señor, ya nunca os veré, pues que ya
se me llega la mi muerte.
Amadís decendiendo del otero lo más ahina que él
pudo, entró con ellos en un gran campo e dijo
—¡Ay, Arcalaus traidor!; no te conviene llevar
tan buena señora.
75