Page 133 - Vuelta al mundo en 80 dias
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veían por la llanura largos rastros encarnados, hasta perderse de vista. Los últi-mos indios
                  desaparecían entonces por el sur hacia el rio Republican.

                  Mister Fogg permanecía quieto y cruzado de bra-zos. Tenía que adoptar una grave
                  resolución. Mistress Aouida lo miraba sin pronunciar una palabra... Com-prendió él esta
                  mirada. Si su criado estaba prisionero, ¿no debía intentarlo todo para librarlo de los indios?

                   Lo encontraré vivo o muerto    dijo sencilla-mente a mistress Aouida.

                   ¡Ah! ¡Mister.. mister Fogg!   exclamó la joven, asiendo las manos de su compañero
                  bañándolas de lágrimas.

                   ¡Vivo  añadió mister Fogg , si no perdemos un minuto!

                  Con esta resolución, Phileas Fogg se sacrificaba por entero. Acababa de pronunciar su
                  ruina. Un día tan sólo de atraso, le hacía faltar a la salida del vapor en Nueva York, y perdía
                  la apuesta irrevocablemente; pero no vaciló ante la idea de cumplir con su deber.

                  El capitán que mandaba el fuerte Kearney estaba allí. Sus soldados, un centenar de
                  hombres, se habían puesto a la defensiva, en el caso en que los sioux hubieran dirigido un
                  ataque directo contra la estación.

                   Seflor   dijo mister Fogg al capitán , tres via-jeros han desaparecido.

                   ¿Muertos?  preguntó el capitán.

                   Muertos o prisioneros  respondió Phileas Fogg . Esta es una incertidumbre que
                  debemos acla-rar. ¿Tenéis intención de perseguir a los sioux?

                   Esto es grave   dijo el capitán . ¡Estos indios pueden huir hasta más allá de Arkansas!
                  No puedo abandonar el fuerte que me está confiado.

                   Señor  repuso Phileas Fogg , se trata de la vida de tres hombres.

                   Sin duda.... pero ¿puedo arriesgar la de cincuen-ta para salvar tres?

                   Yo no sé si podéis, pero debéis hacerlo.

                   Caballero  respondió el capitán , nadie tiene que enseñarme cuál es mi deber.

                   Sea   dijo con frialdad Phileas Fogg . ¡Iré solo!

                   ¡Vos, seííor!    exclamó Fix . ¿Iréis solo en persecución de los sioux?

                   ¿Queréis, entonces, que deje perecer a ese infe-liz a quienes todos los que están aquí
                  deben la vida? iré.
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