Page 146 - Vuelta al mundo en 80 dias
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Eran las ocho y media. Desembarcar de la "Enri-queta", subir a un coche, dirigirse al hotel
de San Nicolás, traer a Aouida, Picaporte y el inseparable Fix, a quien ofreció pasaje
"gratis" todo lo hizo el gentie-inan con la calma que no le abandonaba nunca.
En el momento en que la "Enriqueta" aparejaba, los cuatro estaban a bordo.
Cuatido supo Picaporte lo que costaría esta última travesía, prorrumpió en un prolongado
¡oh! de esos que recorren todas las notas de la escala cromática descendente.
En cuanto al inspector Fix, pensó que el Banco de Inglaterra no saldría indemnizado de este
negocio. En efecto, al llegar, y admitiendo que mister Fogg echase todavía algunos puñados
de billetes al mar, faltarían más de. siete mil libras en el saco.
XXXIII
Una hora después el vapor "Enriqueta" trasponía el faro, que marca la entrada del Hudson,
doblaba la punta de Sandy Hook y salía mar afuera. Durante el día costeó Long lsland,
pasó por delante del faro de Fire lsland y corrió rápidamente hacia el Este.
Al día siguiente, 13 de diciembre, a mediodía, subió un hombre al puentecillo para tomar la
altura. ¡Pudiera creerse que era el capitán Speedy! Nada de eso. Era Phileas Fogg.
En cuanto al capitán Speedy, estaba buenamente encerrado con llave en su cámara, y
prorrumpía en ala-ridos que denotaban una cólera bien perdonable, lleva-da al paroxismo.
Lo que había pasado era muy sencillo. Phileas Fogg quería ir a Liverpool, y el capitán había
acepta-do el pasaje para Burdeos, y a las treinta horas de estar a bordo, a golpes de billetes
de banco, la tripulación, marineros y fogoneros, tripulación algo pirata, que~ estaba
bastante disgustada con el capitán, le pertene-cía. Por eso Phileas Fogg mandaba, en lugar
del capitán Speedy, que estaba encerrado en su cámara, mien-tras que la "Enriqueta" se
dirigía a Liverpool. Sola-mente que, al ver a Phileas Fogg maniobrar bien, se descubría que
había sido marinero.
Ahora, más tarde, se sabrá de qué modo había de terminar la aventura. Entretanto, mistress
Aouida no dejaba de estar inquieta, y Fix quedó de pronto aturdi-do. En cuanto a Picaporte,
le parecía aquello simple-mente adorable.
Entre once y doce nudos, había dicho el capitán Speedy, y efectivamente, la "Enriqueta" se
mantenía en este promedio de velocidad.
Por consiguiente, no alterándose el mar, ni saltan-do el viento al Este, ni sobreviniendo
ninguna avería al buque, ni ningún accidente a la máquina, la "Enrique-ta", en los nueve
días, contados desde el 12 de diciermbre al 21, podía salvar las tres mil quinientas millas
que separan a Nueva York de Liverpool. Es verdad que, una vez llegados allí, lo ocurrido