Page 70 - Vuelta al mundo en 80 dias
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A las diez volvían al vapor, después de haber sido seguidos sin sospecharlo por el
                  inspector, que también había tenido que hacer gasto de coche.

                  Picaporte los aguardaba en el puente del "Ran-goon". El buen muchacho había comprado
                  algunas docenas de mangustos, gruesos como manzanas medianas, de color pardo oscuro
                  por fuera, rojo subi-do por dentro, y cuya fruta blaca, al fundirse entre los labios, procura a
                  los verdaderamente golosos un goce sin igual. Picaporte tuvo una gran satisfacción en
                  ofrecerlos a Aouida que se lo agradeció con suma gracia.

                  A las once, el "Rangoon", después de haberse abastecido de carbón, largaba sus amarras; y
                  algunas horas más tarde los pasajeros perdían de vista las altas montañas de Malaca, cuyas
                  selvas abrigan los más hermosos tigres de la tierra.

                  Singapore dista mil trescientas millas de la isla de Hong Kong, pequeño territorio inglés
                  desprendido de la costa de China. Phileas Fogg tenía interés en reco-rrerias lo «más en seis
                  días, a fin de tomar en Hong Kong el vapor que partia el 6 de noviembre para Yoko-hama,
                  uno de los principales puertos de Japón.

                  El "Rangoon" iba muy cargado. Se habían embar-cado en Singapore numerosos pasajeros,
                  indios, ceila-neses, chinos, malayos, portugueses, la mayor parte de los cuales iban en las
                  clases inferiores.

                  El tiempo, bastante bello hasta entonces, cambió con el último cuarto de luna. La mar se
                  puso gruesa. El viento arreció, pero felizmente por el Sureste, lo cual favorecía la marcha
                  del vapor. Cuando era manejable, el capitán hacía desplegar velas. El "Rangoon",
                  apare-jado en bergantín, navegó a menudo con sus dos gavias y trinquete aumentando su
                  velocidad bajo la doble acción del vapor y del viento. Así se recorrieron sobre una zona
                  estrecha y a veces muy penosa las cos-tas de Anam y Cochinchina.

                  Pero la culpa la tenía más bien el "Rangoon" que el mar; y los pasajeros, que se sintieron la
                  mayor parte enfermos, debieron achacar su malestar al buque.

                  En efecto, los vapores de la Compañía Peninsular que hacen el servicio de los mares de
                  China, tienen un defecto de construcción muy grave. La relación del calado en carga con la
                  cabida, ha sido mal calculada, y por consiguiente ofrecen al mar muy débil resistencia. Su
                  volumen cerrado, impenetrable al agua, es insufi-ciente. Están anegados, y a consecuencia
                  de esta dis-posición bastaban algunos bultos echados a bordo, para modificar su marca.
                  Son, por consiguiente, esos buques muy inferiores  si no por el motor y el apara-to
                  evaporatorio  a los tipos de las mensajerías fran-cesas, tales como la "Emperatriz" y el
                  "Cambodge". Mientras que, según los cálculos de los ingenieros, estos buques pueden
                  embarcar una cantidad de agua igual a su propio peso, antes de sumergirse los de la
                  Compañía Peninsular, el "Golconda", el "Corea" y el "Rangoon" no podrían recibir el sexto
                  de su peso sin irse a pique.

                  Convenía, pues, tomar grandes precauciones durante el mal tiempó. Era menester algunas
                  veces estar a la capa con poco vapor, lo cual era una pérdida de tiempo que no parecía
                  afectar a Phileas Fogg de modo alguno, pero que irritaba mucho a Picaporte. Acusaba
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