Page 71 - Vuelta al mundo en 80 dias
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entonces al capitán, al maquinista, a la Com-pañía, y enviaba al diantre a todos los que se
                  ocupan de transportar viajeros. Tal vez también la idea de aquel mechero de gas que seguía
                  ardiendo por su cuenta en la casa de Saville Row entraba por mucho en su impaciencia.

                   ¿Parece que tenéis mucha prisa en llegar a Hong Kong?  le dijo un día el detective.

                   ¡Mucha prisa!   respondió Picaporte.

                   ¿Pensáis que mister Fogg tenga también mucha prisa en tomar el vapor de Yokohama?

                   ¡Una prisa espantosa!

                   ¿Luego ahora creéis en ese extraño viaje alrede-dor del mundo?

                   Absolutamete. ¿Y vos, señor Fix?

                   ¿Yo? No creo en él.

                   ¡Truhán!  respondió Picaporte guiñando el ojo.

                  Esa palabra dejó pensativo al agente. El calificati-vo lo inquietó mucho sin saber por qué.
                  ¿Lo había adi-vinado el francés? No sabía qué pensar. ¿Cómo podía Picaporte haber
                  descubierto su condición de "detectí-ve", cuyo secreto de nadie podía ser sabido? Y sin
                  embargo, al hablar así, Picaporte lo había hecho con segunda intención.

                  Aconteció también que el buen muchacho se propasó aún más otro día, sin poder contener
                  su len-gua.

                   Vamos, señor Fix  preguntó a su compañero con malicia , ¿acaso una vez llegados a
                  Hong Kong tendremos el sentimiento de dejaros allí?

                   ¡Vaya  respondió Fix bastante desconcerta-do  no lo sé! ¡Tal vez ... !

                   ¡Ah!   dijo Picaporte . ¡Si nos acompañaseis, sería una dicha para mí! ¡Vamos! ¡Un
                  agente de la Compañía Peninsular no debe quedarse en el camino! ¡No ibais más que a
                  Bombay y ya pronto estaréis en China! ¡La América no está lejos, y de América a Europa
                  hay sólo un paso!

                  Fix miraba con atención a su interlocutor, que le mostraba el semblante más amable del
                  mundo, y adop-tó el partido de reirse de él. Pero éste, que estaba de gracia, le preguntó si su
                  oficio le producía mucho.

                   Sí y no  respondió Fix sin pestañear . Hay negocios buenos y malos. ¡Pero bien
                  comprenderéis que no viajo a mis expensas!

                   ¡Oh! ¡En cuanto a eso, estoy seguro de ello!   ex-clamó Picaporte riéndose más y
                  mejor.
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