Page 117 - Huasipungo - Jorge Icaza
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J   o   R   G               e   A   z   A

             paso  a  taita  Dios  con  acial  de  fuego  que  fulmina.
             Son  tantos  los  casos  de  venganza  célica  comenta-
             dos  por  el  cura  desde  el  púlpito,  que  saturados  de
             pánico  buscaban  refugio  en  los  huasipungos  to-
             mando  el  chaquiñán  más  apartado  y  oculto.  Per-
             sígueles  la  venganza  prendida  en  los  talones  y
             gritándoles:
               --¡ Malditv3 ...  lVIalclitos .de  Dios!
               Buscando  una  1\isculpa  que  apoye  su  salvación,
             cada  uno  repite  rnaniiiti.carnentc: ·
               ~.Por el  Cabascango ... J:ndio  miserable ... ¡Por
             él!  ¡Por él,  taiticó!
               -Por él.    ,
               -¡Por él!
               -¡¡Por él!!
               Tona  idea  de  ven¡ranza  se debilita  a  la  vista  de
             las  chozas  que--Se- 'levantan  a  las  orillas  del  río,
             una  vez  que  estén  dentro  de  ellas  con  la  mujer,
             con  los  guaguas,  se  sentirán  libres.  La  venganza
             quedará  lejos.  Es  cmm<io,  mirando  hacia  el  sende-
             ro  andado,  la  furia  despistada  queda  atrás.
               Mas,  de  pronto,  el  río  despierta  con  un  eco  a  la
             llanura.  Voz  ronca  de  trueno  que  exhala  la  mon-
                   taña  por  boca  de  la  quebrada  por  donde
                   corre  el  torrente.  Los  indios  alzan  asusta-
                   dos  las  cabezas  y  olfatean  la  tragedia  que
             JJ8  viene  dando  tumbos.  Una  brisa  cargada  de









                      Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
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