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buena suma. Es más que probable que el anonimato no lo fuera
tanto y que Kepler supiera a quién estaba pronosticando el fu-
turo. El caso es que, en opinión de Wallenstein, había acertado
plenamente. El general, que consultaba con los astrólogos cada
momento de su vida y cada batalla que acometía, decidió proteger
a Kepler y mantenerlo a su disposición.
W allenstein había recibido del emperador, como recompensa
por sus triunfos, el ducado de Zagan (o Sagan), en Silesia (Polo-
nia), a unos 160 lan al norte de Praga. El general no comulgaba
con ningún credo religioso; era un hombre de acción a quien le
importaba bien poco la teología. Y la luterana Zagan estaba dema-
siado al norte, ignorante de las luchas religiosas que se estaban
produciendo en el sur. Convenció al astrólogo y a las autoridades
de Zagan, ofreció al primero un buen salario y, además, Kepler
regiría su propia imprenta en la ciudad que le acogía. Así que allí
fue la familia Kepler en 1628. Johannes recibía su salario con nor-
malidad, por lo que no tenía queja en ese sentido.
Pero Zagan no fue el paraíso. La ciudad no tenía ambiente
científico ni cultural y Kepler ni entendía su dialecto ni podía usar
el latín. Pero lo peor fue que hasta allí también llegó la Contrarre-
fom1a con las mismas exigencias que Kepler conocía bien de Graz,
Linz y Praga.
Dejemos transitoriamente de ocupamos de su vida y volva-
mos a su ciencia, analizando las consecuencias de sus teorías,
especialmente en la astrofísica actual.
LAS LEYES DE KEPLER EN EL SISTEMA SOLAR
Analicemos las consecuencias de las leyes de Kepler, tanto en la
interpretación de fenómenos astronómicos clásicos como en as-
trofísicos recientes, empezando por algunas curiosidades en el
sistema solar. Todos los planetas tienen una órbita elíptica, como
se refleja en la tabla siguiente, que muestra las excentricidades de
las órbitas con respecto al Sol, salvo la de la Luna, calculada con
respecto a la Tierra.
REPERCUSIÓN EN LA CIENCIA ACTUAL 117