Page 141 - 12 Kepler
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Desde niño gustó Kepler de anagramas y paradojas del lenguaje y
desde muy joven se sintió atraído por la métrica de los versos la-
tinos. De hecho, a lo largo de su vida, escribió versos de perlecto
respeto al metro y a la consonancia, algo simples, quizá, en cuanto
a valor literario, aunque esto siempre sea discutible. Así, escribió
una elegía para el sepelio de Tycho Brahe, o también su Funéra
domestica duo luctuosissima (Dos muertes familiares lamenta-
bilísimas) por la muerte de su primera esposa y uno de sus hijos.
A modo de ejemplo, este acaba:
No ansíes demorarte.
Apresúrate a morir
para adentrarte en la vida.
Su prosa es prolija, sin distinguir aspectos matemáticos, reli-
giosos o literarios. Siempre incluye frases de belleza poética y
comparaciones ingeniosas. Así, para no rechazar la astrología, a
pesar de los malos astrólogos, nos recomienda que si hubiera que
tirar una cuna por vieja o por mala, no habría que hacerlo con el
niño dentro. O nos dice que la inmundicia puede engendrar cara-
coles. Tiene frecuentemente frases de fuerza dramática, como la
que escribió cuando recibió la noticia de la denuncia de su madre
por bruja, que le «diseminó el corazón por todo el cuerpo».
EL ESCRITOR 141