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diia pensar que él era el centro del universo. Y,  por otra parte, al
        presentar este juguete en forma novelada, podía permitirse la elu-
        cubración imaginativa sin tener que dar explicaciones.
            La obra es muy corta y había sido escrita mucho antes de su
        publicación. Esto es una obviedad, ya que fue publicada después
        de su muerte (opus posthumum).  Querernos decir que ya había
        circulado algún primer borrador antes de que él le diera la forma
        definitiva. En esta añadió notas aclaratorias con tal profusión que
        son más extensas que la propia obra.
            Él mismo declara las fuentes en las que se inspira su relato,
        corno son la obra de Plutarco Sobre la cara que se ve en el disco
        lunar o la de Luciano Historia verdadera. El mismo Giordano
        Bruno, en De inmenso, hace un viaje a la Luna para ver cómo se
        vería el universo desde allí. Pudo haberse inspirado en el supuesto
        viaje del licenciado Torralba, citado en Don Quijote de la Mancha
        de Cervantes. Pero es, en cualquier caso, una obra original, muy
        técnica y muy imaginativa. Es, además, una obra de suma impor-
        tancia en la historia de los conceptos de la física.
            Kepler tiene un sueño en el que el protagonista es islandés y
        tiene por nombre Duracoto. Su madre es Fiolxhilde y su padre
        había muerto a la edad de ciento cincuenta años, cuando él tenía
        solo tres, de forma que apenas lo había conocido. Ni siquiera su
        madre le dijo nunca su nombre:


            [Ella] cogía con muchos requilorios ciertas hierbas que cocía en casa,
            confeccionaba unos saquitos de pellejo de cabra, los rellenaba con
            el preparado y los llevaba al puerto cercano para vendérselos a los
            patrones de los barcos.


            Por esta descripción y otras más que aparecen en la obra, se
        puede deducir que Fiolxhilde era bruja. De esta forma,  aquellas
        copias preliminares que aparecieron del Somnium dificultaron la
        defensa en el caso de la acusación y encarcelamiento de la madre
        de Kepler, corno ya dijimos.
            El jovencito Duracoto abrió uno de los saquitos, por lo que
        Fiolxhilde rto pudo venderlo. Indignada, dio a su propio hijo en
        venta a un patrón, que se lo llevó en su barco. Este barco, irnpul-





                                                           EL ESCRITOR      143
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