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pero vivía en una región muy próxima a las regiones en las que
dominaba el catolicismo, el papismo, los jesuitas, la Contrarre-
forma. Kepler no eludía los debates religiosos aunque siempre con
mucho respeto a quien defendía creencias ajenas, a lo que él siem-
pre respondía sancta sancte ( con santidad sobre lo santo).
Los católicos se adentraban en Estiria, la región de Graz,
cada vez con más fuerza. Se hicieron finalmente con el poder en
Graz. Primero se inhabilitó a los predicadores evangélicos para
otorgar los sacramentos y la bendición nupcial. Y lo que más
afectó a Kepler, se exigió a los predicadores de la escuela evan-
gelista donde él trabajaba que abandonaran Graz en el plazo de
ocho días. Y eso tuvieron que hacer todos los profesores, incluido
Kepler. Pero, por alguna razón no bien conocida, se hizo una ex-
cepción con él, autorizándole a regresar. ¿A qué se debió esta
gracia especial para con el joven profesor de Matemáticas? Quizá
a su simpatía natural y sus enciclopédicos conocimientos, así
como a que su neutralidad en el trato despertaba la benevolencia
de los jesuitas; también la del canciller Von Hohenburg, quien
tenía algunas dudas científicas que quería consultarle. Se buscó
la excusa de que el profesor de Matemáticas debía ser expulsado
como todos los demás profesores, pero no el Matemático Terri-
torial, título que, como sabemos, ostentaba Kepler. Lo cierto es
que volvió, conservó su exiguo sueldo, aunque no su función di-
dáctica ya que la escuela había sido clausurada. Se le aconsejó
que estudiara medicina y a punto estuvo de irse a Italia con tal fin.
Esto ocurría en 1597.
Pero en 1600 el recrudecimiento de la implantación de la Con-
trarreforma se agravó. Se le dijo que si no aceptaba la doctrina
católica sería expulsado de Graz. Aunque sus creencias no se
amoldaban estrictamente a la ortodoxia luterana, se negó a abju-
rar de su credo y fue definitivamente expulsado.
44 EL ASTRÓLOGO Y VISIONARIO