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UNIVERSO Y MÚSICA
               Desde los  pitagóricos, la  música, con sus  notas que son fracciones simples
               que llevan a la armonía, se ha relacionado con leyes de la física o con propie-
               dades del universo, siendo Kepler su  más fervoroso buscador. ¿Hay algo real-
               mente de música en el universo? El medio interestelar no está vacío y es capaz
               de transmitir ondas semejantes al  sonido,  las  llamadas ondas de Jeans.  Se
               diferencian del sonido en que cuando el aumento de densidad debido al paso
               de la onda acústica sobrepasa un umbral, la autogravitación lleva al  colapso
               y a la formación de estrellas. Puede decirse que las ondas de Jeans son soni-
               do que siembra estrellas a su paso. Pero este sonido es más ruido que música.
               La  música, como nos enseñaba Kepler, supone una consonancia entre al  me-
               nos dos notas. Estas ondas no se pueden oír por oídos humanos ni por ningún
               radiotelescopio, pero se  pueden ver.  No es  de extrañar: también podríamos
               ver el sonido habitual  si pudiéramos observar las  pequeñísimas variaciones
               en regiones tan pequeñas, del tamaño de la longitud de onda, que· se produ-
               cen en la densidad, la  temperatura o la  velocidad del aire al paso de la  onda.
               Una nota pura
               Pero puede hablarse de auténtica música -osemos decir de música celestial-
               en  el  Fondo Cósmico de Microondas (CMB, de Cosmic Microwave Back-
               ground): la  radiación emitida poco después del Big  Bang. Su  espectro de
               anisotropias nos muestra lo que podría identificarse con un armónico principal
               seguido de otros máximos, que serian sus armónicos secundarios. Este espec-
               tro recuerda más la voz pura de una cantante o la vibración de un instrumen-
               to musical que el espectro continuo informe de un ruido. En este caso «vemos»
               las ondas de sonido, porque podemos observar los movimientos asociados a
               la  misma, gracias al  efecto Doppler (según  el  cual,  el  movimiento de una
               fuente sonora produce un cambio aparente de la  frecuencia de una onda), y
               porque podemos apreciar las  variaciones de densidad, gracias al  enrojeci-
               miento gravitatorio predicho por la  teoría  de la  relatividad general (efecto
               Sachs-Wolfe). Alguien se ha molestado, como curiosidad, en expresar en de-
               cibelios esta nota limpia del CMB: sería una nota pura apenas perceptible.


                                                          Imagen del satélite
                                                          WMAP que muestra
                                                          las fluctuaciones de
                                                          temperatura del Fondo
                                                          Cósmico de Microondas,
                                                          qua se muestran en la
                                                          Ilustración con diferentes
                                                          tonos da gris. Se remontan
                                                          a unos 13 700 millones
                                                          da afies.








         40         EL ASTRÓLOGO Y VISIONARIO
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