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tria, era parte de la armonía divina del mundo. Solo hacía falta que
         el cielo tuviese aire, pero como el cielo no lo tiene, esa música solo
         puede ser captada por el intelecto o por «los espíritus puros y, en
         cierto modo, también por el mismo Dios», quien lo «percibe con no
         menos deleite y regocijo que el ser humano cuando siente en sus
         oídos los acordes de la música».


                                «Dad aire al cielo y, real y verdaderamente,
                                                           sonará la música.»

                                                                -  JOHANNES  KEPLER,
            Algo por el estilo pasaba también con la geometria Aristóteles
         (384 a.C.-322 a.C.) decía que el círculo no existía; se llegaba a su
         concepto por inducción a partir de figuras imperfectas reales. Kepler
         pensaba, por el contrario, que el círculo es un concepto que existe
         previamente en el alma porque es anterior al mundo y el hombre lo
         concibe por su semejanza con Dios. Al leer a Euclides el hombre
         está reencontrándose con lo que ya sabe por su misma naturaleza
         Desde la eternidad está establecido que el cuadrado del lado de un
         cuadrado es igual a la mitad del cuadrado de su diagonal.
            Aunque es un libro básicamente medieval y visionario,  en
        Harmonice mundi se encuentran joyas de la ciencia, entre las que
         destaca la tercera ley de Kepler, que expondremos más adelante.
         Pero hay algunas otras curiosidades muy resaltables.
            Llamaba Kepler polígonos cognoscibles a aquellos polígonos
        regulares que se podían obtener con procedimientos basados en
         el uso exclusivo de regla y compás, es decir, los que se pueden
         dibttjar con una simple cuerda. Estos eran, creía él, el triángulo, el
        cuadrado y el pentágono,. más aquellos con un número de lados
        doble de estos. Como los polígonos cognoscibles eran demasia-
        dos, buscó alguna propiedad que limitara su número para poder
        relacionarlos con las notas musicales. Pero el polígono de 15 lados
        también era cognoscible y, más adelante, Gauss demostró qué los
        polígonos regulares de 17 y 257 lados también lo son, con lo cual,
        los argumentos de  Kepler se hubieran debilitado. Se preguntó
        Kepler qué polígonos regulares cognoscibles pueden cubrir sin





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