Page 39 - 12 Kepler
P. 39

Para hacernos una idea de lo que es un po-
        liedro regular estrellado imaginémonos un do-  FIG. 1
        decaedro  y,  sobre  cada  una  de  sus  caras,
        erijamos una pirámide pentagonal con una al-
        tura tal que la longitud de sus aristas sea igual
        al lado del dodecaedro inicial. Obtenemos así
        un poliedro en el que todas sus caras son trián-
        gulos iguales. Es uno de los cuatro poliedros
                                                             Gran dodecaedro
        regulares estrellados.
            Según Kepler,  también la Tierra tenía un
        alma y estaba, por tanto, dotada de la sensibili-
        dad innata de  origen  divino  para reconocer
        «aspectos» de otros planetas, esto es, posicio-
        nes relativas entre planetas, que le hacían reac-
        cionar deleitosamente cuando estos aspectos
        eran geométricamente favorables. En ese caso,
        el interior de la Tierra exhalaba humores que
        influían en las condiciones meteorológicas. De    Gran dodecaedro estrellado
        esta forma, debería existir una relación entre el
        tiempo atmosférico y la configuración de los
        planetas en el cielo.  Kepler buscó incesante-
        mente tal relación, y «la encontró».
            Este libro, con los planteamientos tan con-
        taminados por el fervor religioso de su autor,
        con sus fantasías ascéticas y sus ilusas creen-
        cias, no es hoy una obra de ciencia en el sentido
        moderno, y su ingenuidad puede llevarnos in-    Pequeño dodecaedro estrellado
        cluso a la hilaridad compasiva. Aun así, ese mis-
        ticismo estaba sometido escrupulosamente al
        rigor de los datos. Téngase presente que en la
        fecha de publicación del libro, Kepler ya dispo-
        nía de las medidas meticulosas de Tycho. Har-
        monice mundi es, sin embargo, una fuente de
        problemas matemáticos actuales y,  lo  que es
        más paradójico, sirvió de inspiración para en-
        contrar su tercera ley del movimiento planeta-       Gran icosaedro
        rio, correctamente enunciada en sus páginas.






                                                EL ASTRÓLOGO Y VISIONARIO    39
   34   35   36   37   38   39   40   41   42   43   44