Page 10 - 13 Pitagoras
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servación. Así, los pitagóricos creyeron que proporcionaba un
ideal del que el conocimiento empírico estaba muy alejado. Se
suponía que el pensamiento era superior a los sentidos, y la intlti-
ción, a la observación. Se buscaban métodos diversos para acer-
carse al ideal matemático, aunque las conclusiones que de ello se
extrajeron fueron la fuente de muchos errores tanto en la metafí-
sica como en la teoría del conocimiento.
Pitágoras descubrió la importancia de los números. A él se
atribuye la célebre afirmación de que «todo es número». Las pro-
piedades de los números, sobre todo al combinarlos, maravillaron
tanto a los pitagóricos que acabaron dedicando la mayor parte de
su esfuerzo científico a buscar por todas partes analogías entre los
números y las cosas. Fórmulas como 1 + 3 + 5 + ... + (2n- l) = n2, que
muestra que los cuadrados pueden formarse como sumas de los
números impares s~cesivos, les parecían pura expresión de lo di-
vino. Así, los pitagóricos se dedicaron a categorizar los números,
estableciendo complejas divisiones, e incluso les otorgaron signi-
ficación moral.
El sabio de Samas imaginaba los números como figuras, del
modo en el que aparecen en los dados o los naipes. El pitagorismo
se centró en los números oblongos, los triangulares, los piramida-
les y muchos otros que se irán viendo en las siguientes páginas;
se trata de denominaciones relacionadas con los guijarros que se
utilizaban para dibujar tales figuras. Probablemente, el maestro
consideraba que el mundo estaba compuesto por partículas equi-
valentes a lo que más tarde se conocería como átomos, y que los
cuerpos estaban hechos de esos elementos dispuestos en formas
armónicas. De ese modo, la aritmética se convertía en la base y el
nexo entre la física y la estética.
Los principios nun1éricos proporcionaron los cimientos sobre
los que Pitágoras configuró su filosofía, una filosofía completa de
ámbito universal que empleaba el concepto de armonía, tanto mu-
sical como matemática, para hacer danzar toda la realidad, incluso
los astros, al son de una música matemática. En la cosmología del
sabio de San1os (basada en parte en la de Anaximandro de Mileto,
que vivió un siglo antes), los cuerpos celestes estaban distancia-
dos de un llamado «fuego central» según intervalos que corres-
10 INTRODUCCIÓN