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PIT ÁGORAS REFORMADOR RELIGIOSO


                    Como recoge el poeta Homero, para los griegos arcaicos el más
                    allá era un lugar gris por el que el alma humana se arrastraba como
                    una sombra. Pero a lo largo del siglo v1  a. C.  una serie de nuevas
                    doctrinas espirituales fueron sustituyendo esa idea por una con-
                    cepción de un más allá feliz y luminoso para aquellos que se ha-
                    bían esforzado en mantener ciertas normas de comportamiento y
                    prácticas rituales en el mundo de los vivos. La nueva concepción
                    de la vida después de la muerte procedía de las religiones mistéri-
                    cas y el pitagorismo, en una síntesis de influencias de otras cultu-
                    ras y de elementos propios de la Grecia antigua.


         «¿ Qué son las Islas de los Bienaventurados? El Sol y la Luna.»
         -  MÁJ()MA  PITAGÓRICA  RECOGIDA POR  MACROBIO  (SIGLO  IV  D.C.)
           EN  COAfENTARIO AL SUEÑO DE ESCIPIÓN.
                        Las evidencias indican que las enseñanzas que el sabio de
                    Samos transmitió en vida a sus seguidores fueron principalmente
                    sus teorías acerca de la inmortalidad del alma, el eterno retomo
                    y la interrelación de todas las cosas. Las doctrinas religiosas
                    de Pitágoras contenían las claves para entender el universo. El
                    mundo había cambiado: se sabía ahora que la Tierra era una es-
                    fera y ya no era posible el infierno subterráneo que había cantado
                    Homero, conocido como el Hades, ni tampoco el paraíso locali-
                    zado en el extremo occidental de las Islas de los Bienaventura-
                    dos,  a  donde la tradición enviaba las  almas virtuosas para el
                    reposo eterno. El más allá ya no cabía en la Tierra y se imponía
                    una nueva geografía funeraria: el más allá se localizaba ahora en
                    las estrellas, y se declaraba el origen celeste del alma, que termi-
                    naría por retomar al cielo.
                        Así comenzaría la destrucción de la mitología clásica, basada
                    en Homero y Hesíodo. Un largo proceso de erosión había vaciado
                    los mitos y los dioses homéricos de su sentido original. La nueva
                    mitología del alma no podía apoyarse en la tradición homérica, y
                    sirvió de base a Platón. Tal fue la poderosa influencia de la re-
                    forma religiosa de Pitágoras.






         28         REALIDAD Y MITO DE PITÁGORAS
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