Page 30 - 13 Pitagoras
P. 30
Varios indicios apuntan a una resolución más razonable del
conflicto civil en Crotona y dibujan un cuadro distinto de los últi-
mos años del sabio de Samos: es probable que Pitágoras huyera a
la vecina ciudad de Metaponto, donde habría muerto alrededor
del año 490 a.c. Ciertamente, en tiempos del romano Marco Tulio
Cicerón (106-43 a.C.), los habitantes de Metaponto mostraban la
tumba de Pitágoras a quien deseara verla.
CATÁLOGO DE PODERES MÁGICOS
Pitágoras se convirtió pronto en una figura mística a la que se
atribuyeron milagros y poderes mágicos. A partir de ese momento,
dos tradiciones opuestas -la mítica y la lógica- se disputaron su
memoria, haciendo aún más difícil desentrañar la realidad.
La lista de los poderes mágicos del maestro varía en las dife-
rentes biografías hasta componer una maraña de leyendas de todo
tipo. Adentrarse en tal madeja es un viaje incómodo para quien
prefiera la imagen del Pitágoras científico, pero los milagros pita-
góricos, que componen el núcleo más antiguo de su tradición, son
imprescindibles para completar una visión contemporánea del
personaje.
Se decía que Pitágoras podía aguantar largos períodos de
tiempo sin comer ni beber y que podía estar en varios lugares a la
vez, como atestiguan las historias que afirman que fue visto a la
misma hora en dos ciudades distantes, cada una a un lado del es-
trecho de Mesina. Otra famosa colección de historias recoge el
portento de su muslo de oro, que algunos autores relacionan con
su padre mitológico, Apolo, mientras que otros lo vinculan a una
iniciación de tipo chamánico.
El don de la palabra es el capítulo milagroso más fecundo de
Pitágoras. Por un lado, era adivino: se dice que profetizó terre-
motos, advirtió de la llegada de un cadáver en un barco y fue
capaz de predecir las capturas que recogerían unos pescadores.
Su palabra era mágica, e incluso curativa, como afirman las his-
torias sobre auditorios hechizados ante su retórica invencible, o
30 REALIDAD Y MITO DE PITÁGORAS