Page 105 - Lucado. Max - Como Jesús_Neat
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a  sus  codazos  para  dejarle  llegar  al  frente,  excepto  que  él,  como  Mateo,  era  un  cobrador  de
            impuestos. Pero él, como Mateo, tenía en su corazón hambre por ver a Jesús.


                No  fue  suficiente  quedarse  detrás  de  la  muchedumbre.  No  fue  suficiente  atisbar  con  un
            telescopio de cartón. No fue suficiente oír a alguna otra persona describir el desfile del Mesías.

            Zaqueo quería ver a Jesús con sus propios ojos.

                Así que se subió a un árbol. Vestido con un lujoso traje de tres piezas y zapatos italianos de
            calidad, se encaramó a un árbol esperando ver a Jesús.


                Me pregunto si usted estaría dispuesto a hacer lo mismo. ¿Se subiría a una rama para ver a
            Jesús?  No  todo  mundo  lo  haría.  En  la  misma  Biblia  en  que  leemos  acerca  de  Zaqueo

            encaramándose a una rama, leemos de otro joven funcionario. A diferencia de Zaqueo, la multitud

            le abrió paso. Era el… ¡ejem!… el rico , el joven rico. Al enterarse de que Jesús estaba por allí, pidió
            su limusina y atravesó la ciudad y se acercó al carpintero. Por favor, note la pregunta que tenía

            para Jesús: «Maestro, ¿qué cosa buena debo hacer para tener vida eterna?» ( Mateo 19.16 , VP).

                Como quien dice, este funcionario era un hombre con los pies en el suelo. No tenía tiempo para

            formalismo y conversaciones. «Vamos derecho al grano. Tu horario está lleno; lo mismo que el
            mío. Dime cómo puedo ser salvo, y te dejaré en paz».

                No hay nada de malo en la pregunta, pero había un problema en su corazón. Contraste su

            deseo con el de Zaqueo: «¿Puedo encaramarme a ese árbol?»



            O Juan y Andrés: «¿Dónde moras?»

                    O Mateo: «¿Puedes quedarte esta noche?»

                       O Simeón: «¿Puedo estar vivo hasta que lo vea?»

                           O los magos: «Ensillen los camellos.

                              No nos detendremos hasta que le veamos».


                                  O los pastores: «Vamos … y veamos».



                ¿Ve la diferencia? El joven rico quería la medicina. Los otros querían al Médico. El joven quería

            una respuesta a su acertijo. Ellos querían al Maestro. El joven estaba apurado. Los otros tenían
            todo el tiempo del mundo. Él se conformó con una taza de café por la ventana de servicio a los

            automóviles. Ellos no se conformarían con nada menos que una cena completa en una mesa de

            banquete. Ellos querían más que salvación. Querían al Salvador. Querían ver a Jesús.

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