Page 104 - Lucado. Max - Como Jesús_Neat
P. 104

pasos. Querían verle. Querían saber qué le hacía reír y si alguna vez se cansaba. Pero, sobre todo,
            querían saber: ¿Era Jesús todo lo que Juan dijo que era; y si lo era, qué estaba haciendo Dios en la

            tierra? No se puede encontrar respuesta a esa pregunta hablando con el primo; hay que hablar con

            la persona misma.

                ¿La respuesta de Jesús a los discípulos? «Venid y ved» (v. 39 ). No les dijo: «Vengan y echen
            un vistazo», ni tampoco «vengan y atisben». Les dijo: «Vengan y vean». Traigan sus bifocales y

            binoculares. Este no es el momento para echar vistazos de reojo o atisbos ocasionales. «Fijemos la
            mirada en Jesús, el autor y perfeccionador de nuestra fe» ( Hebreos 12.2 , NVI).


                El pescador fija sus ojos en el bote. La joven fija sus ojos en el joven. Los discípulos fijan sus
            ojos en el Salvador.


                Eso  fue  lo  que  Mateo  hizo.  Mateo,  si  usted  recuerda,  se  convirtió  en  su  trabajo.  Según  su
            historial, era un recaudador de impuestos del gobierno. Según sus vecinos, era un pillo. Tenía en

            una esquina una oficina de recolección de impuestos y una mano extendida. Allí estaba el día en

            que  vio  a  Jesús.  «Sígueme»  le  dijo  el  Maestro,  y  Mateo  lo  hizo.  En  el  versículo  que  sigue
            encontramos a Jesús sentado a la mesa de Mateo cenando (véase Mateo 9.10 ).

                Una conversación en la vereda no hubiera satisfecho su corazón, así que Mateo llevó a Jesús a

            su casa. Algo ocurre en la mesa de la cena que no ocurre en el escritorio en la oficina. Sáquese la
            corbata, encienda el asador, destape los refrescos, y pase la noche con el que colgó las estrellas

            en su sitio. «¿Sabes, Jesús? Discúlpame por preguntarte esto, pero siempre quise saber…»

                De nuevo, aun cuando el hecho de extender la invitación es impresionante, la aceptación lo es

            mucho más. A Jesús no le importaba que Mateo fuera ladrón. A Jesús no le importaba que Mateo

            viviera en una casa de dos pisos con las ganancias de su extorsión. Lo que le importó fue que
            Mateo  quería  conocer  a  Jesús,  y  puesto  que  Dios  «es  galardonador  de  los  que  le  buscan»  (

            Hebreos 11.6 ), Mateo fue recompensado con la presencia de Cristo en su casa.

                Por supuesto, tiene sentido que Jesús pasara tiempo con Mateo. Después de todo Mateo fue

            una selección de primera clase, perfecto para escribir el primer libro del Nuevo Testamento. Jesús
            pasa el tiempo solo con tipos grandes como Mateo y Andrés y Juan, ¿verdad?


                ¿Puedo  contrarrestar  esa  opinión  con  un  ejemplo?  Zaqueo  distaba  mucho  de  ser  un  tipo
            grande. Era pequeño, tan pequeño que no podía ver por encima de la muchedumbre que llenaba la

            calle el día en que Jesús llegó a Jericó. Por supuesto que la multitud tal vez le hubiera abierto paso





                                                                                                                  104
   99   100   101   102   103   104   105   106   107   108   109