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de apenas un poco más de 200 mil firmas para Marichuy (la mitad de las cuales de gente que no la
votaría, pero que firmó democráticamente para que pudiera ser candidata) así como la extrema
debilidad de las organizaciones clasistas en México y en el mundo. También en esto –en lo que
respecta a la organización independiente de los trabajadores y en la falta de conciencia de clase de
la gran mayoría de éstos– nos han llevado al siglo XIX. Pero esta situación no es eterna porque la
historia muestra que, en condiciones extremas, los trabajadores se radicalizan, las mayorías
conservadoras se disuelven y la minoría revolucionaria crece si actúa audazmente y comprende el
proceso.
Algunos deducen de esta falta de conciencia anticapitalista de la mayoría de los trabajadores y
del desprestigio del concepto mismo de socialismo que la lucha por un cambio de sistema es utópica
y, en consecuencia, que sólo queda la vía electoral, o sea, votar a AMLO y rezar para que cumpla
abandonando la lucha.
Por el contrario, los anticapitalistas deben sumar nuevas fuerzas y unificar para la acción
conjunta las fuerzas de las organizaciones anticapitalistas hoy dispersas. Actuar unidos, todos
juntos, no quiere decir que nadie deba abandonar su visión política y sus reivindicaciones
particulares, sino que es necesario buscar coincidencias y combatir por las posiciones comunes
creando al mismo tiempo un ambiente mejor para la discusión de las diferencias. Es indispensable
también elevar el contenido de la propaganda incorporando los problemas reales de los
trabajadores, porque en la lucha ellos se radicalizarán y construirán un nuevo nivel de conciencia.
Independientemente de las elecciones, es necesario exigir un aumento general de salarios y
jubilaciones, asistencia social generalizada, viviendas y educación de calidad. Es indispensable
defender el agua de la privatización que se prepara, así como los recursos naturales y ambientales,
exigir la eliminación de los aumentos a la energía eléctrica y los combustibles, el castigo a los
corruptos y asesinos y un plan de sostén para los campesinos para marchar hacia la independencia
alimentaria.
Mediante la autorganización de colonias y comunidades, la autogestión y la lucha por planes
locales de creación de trabajo y de reconstrucción económica discutidos y decididos en asambleas,
es necesario construir comités unitarios locales y regionales. Votar o no es lo de menos. Lo
fundamental es organizarse ahora y para después del voto.