Page 38 - Enamórate de ti
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Esta actitud no le sirve a tu autoestima. ¿Llevaste a cabo bien tu deber? ¡Alégrate! ¡Regálate un “Muy
  bien”! Tu  primer  deber  es  para  contigo  mismo.  ¡Date  un  abrazo!  Hasta  en  el  más  vertical  y

  autoritario de los sistemas se premia y se elogia. Si tu diálogo interno es el de la obligación absoluta
  no te sentirás con derecho a elogiarte. Lo vivirás como un acto de cobardía y dejarás de lado el
  placer de colocarte alguna que otra medalla simbólica.




  3| “Autoelogiarse es de mal gusto”


  Como ya dije, si lo haces en tu fuero interno, simplemente nadie se dará cuenta. Autoelogiarse es una

  necesidad que va de la mano de la autoconservación: tu mente se hace más segura y poderosa cuando
  la  mimas.  ¿Es  de  mal  gusto  tener  gases,  orinar,  roncar,  bostezar?  Si  lo  haces  en  público,  muy
  posiblemente, pero a solas se te permite hacer eso y cualquier otra cosa más. El autoelogio, por

  definición, es un acto que se lleva a cabo de manera encubierta, sin espectadores de ninguna índole;
  es sólo para ti. Cultivar el amor propio sanamente (autocuidado) nunca es de mal gusto. El castigo,
  por el contrario, sí lo es, porque atenta contra la dignidad humana y el autorrespeto. ¿Alimentar el
  ego? Eso depende de cómo lo hagas. Por ejemplo, puedes hacer ejercicio físico para “mejorar tu
  salud”  o  para  entrar  al  club  de  los  “buenos  cuerpos”.  Puedes  estudiar  mucho  para  saber  o  para

  ganarle a tus compañeros de clase. Puedes autoelogiarte para cuidar tu mente y fortalecer tu “yo” o
  para cultivar tu narcisismo. Tú eliges.




  Elogios externos que pueden convertirse en autoelogios

  Los mismos elogios que solemos dirigir a los demás podemos aplicarlos a nosotros mismos. Una
  categorización que puede ayudarte a comprender mejor cómo funcionan los elogios es la siguiente.




  1| Elogios impersonales



  Ampliamente fomentados por la cultura de los buenos modales y la etiqueta, son considerados signos
  de buena educación y diplomacia. Lo que se admira en estos casos son cosas materiales que posee el
  individuo, sin hacer mención a ningún atributo personal y sin involucrarse uno. “Tu camisa es muy

  linda”,  “Tienes  una  hermosa  casa”  o  “Tu  perfume  huele  muy  bien”.  La  persona  receptora  por  lo
  general acepta el halago del objeto material que le pertenece con un “gracias”. Aunque no puede
  considerársele una expresión de sentimientos o afecto, es más bien un acto de cortesía, sentido o no.
  De  todas  maneras,  no  está  de  más  que  intentes  ser  cortés  contigo  mismo,  elogiando  las  cosas

  materiales que realmente te agradan. ¡Felicítate por tenerlas!



  2| Elogios personales



  En ellos se involucra parcialmente a la persona a quien va dirigido el elogio. Algunas personas se
  aventuran  a  dar  un  paso  más  en  la  expresión  de  lo  que  sienten  y,  además  de  referirse  al  objeto,

  tangencialmente hacen referencia a la persona. “La camisa te luce”, “Ese peinado te sienta muy bien”
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