Page 60 - Enamórate de ti
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Trata de funcionar privilegiando el punto de control interno, pero de manera realista. Sé objetivo con
tus éxitos y con tus fracasos. Responsabilízate de las cosas con las que realmente has tenido que ver
y no de lo que te gustaría que fuera. Los puntos a y b representan la forma típica de cómo piensan las
personas con baja autoeficacia: muy pesimistas. El punto c muestra la estructura psicológica de
aquellas personas que aparentemente poseen una alta autoeficacia, pero falsamente construida.
Acepta tus éxitos, ya que sería injusto contigo desconocer tus logros; pero también acepta tu
cuota de responsabilidad en los fracasos. Esto te permitirá sentarte a disfrutar las victorias sin culpa
ni remordimiento y a superar la adversidad sin falsas expectativas. Toma lápiz y papel, pues el
lenguaje escrito permite un mejor análisis, y escribe tu contribución real a lo bueno y lo malo que te
ocurre. Insisto: tu contribución sin que entre nada más ni nadie más. No te apresures a echarte la
culpa, piensa bien y balancea los hechos: qué hiciste y qué pensaste. Felicítate por tus logros y
repasa tu cuota en el fracaso para intentar modificarla y no autocastigarte. Recuerda que las cosas
nunca son totalmente buenas o malas (quita las palabras siempre, nunca, todo y nada). Si sólo ves lo
inadecuado en ti, el saldo será espantoso y tu autoestima recibirá un gran golpe. Si sólo ves lo bueno,
serás un mentiroso que vive aferrado a su ego.
5. No recuerdes sólo lo malo
La visión negativa de uno mismo se alimenta principalmente de los recuerdos; por tanto, si el
esquema que tienes de ti es negativo, los recuerdos que llegarán a tu mente confirmarán este esquema
y recordarás más lo malo que lo bueno. Si tu autoeficacia es baja, los fracasos estarán más
disponibles en tu memoria que los éxitos. Toma consciencia de ello y no entres en el juego de las
evocaciones negativas.
Durante algunos minutos al día, intenta activar tu memoria positiva. Descubrirás la existencia de
una gran cantidad de buena información acerca de ti mismo que habías olvidado, cosas positivas que
hiciste con tu vida y con los demás, actos de valentía, de defensa de tus derechos, de amor, de
alegrías. Escribe y anota los éxitos del pasado y trata de que se mantengan activos y presentes, sin
subestimarlos, sin decirte: “No fue nada”. Aprende a degustar el pasado y a revivirlo en sus aspectos
agradables. A nadie le gustaría ver varias veces una mala película, así que no vuelvas obsesivamente
sobre lo negativo. El pasado te espera para que lo rescates y te reivindiques a ti mismo.
6. Revisa tus metas
Si tu autoeficacia es baja, pecarás por defecto y no por exceso (como vimos en la parte de
autoconcepto, esto último ocurre cuando tu mente busca afanosamente la ambición). Estarás
subestimándote y acomodando las metas a la supuesta incapacidad que percibes en ti mismo. Los dos
extremos son perniciosos: si crees que eres invencible, te harás trizas; y si te sientes incapaz, tus
objetivos serán tan pobres que solamente intentarás dar un paso o dos. Revisa tus metas y verás que
muy probablemente pueden estirarse un poco más y hacerse más exigentes y acompasadas a tus
verdaderas fortalezas. Esto no significa que deban crecer de manera inmediata, ya que el proceso de
mejorar la autoeficacia lleva su tiempo. Lo que necesitas es persistencia.
No dejes que el miedo y la inseguridad decidan por ti: si no hay retos, la resignación estará