Page 7 - COLORIN COLORADO
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Cara de pájaro
Carrasco es un niño curioso y espabilado al que le asaltan las dudas el día que su vecina se le
queda mirando fijamente y le dice: “¡Menuda cara de pájaro tienes!”. ¿Qué ha querido decir la
señora Manolita, que se parece a un pájaro? Por más que se miró y se remiró, no logró
encontrarse parecido con ningún pájaro.
Se decidió entonces a estudiarlos en profundidad. Primero en el parque, tomando nota de su
aspecto y comportamiento. Y después en la biblioteca, donde aprendió muchísimo sobre sus
colores, los lugares donde vivían y sus costumbres. Pero por más que estudió, no logró encontrar
ese parecido que le había sacado la vecina. Entonces, se le ocurrió la brillante idea de que todavía
no había comprobado si podía volar.
Sin embargo, como corresponde hasta cierta
edad, Carrasco no piensa en la capacidad
metaforizadora del lenguaje. La “cara de
pájaro” es simbólica, no en sentido literal. La
confusión entre el plano real y el evocado,
propio de la metáfora, no cabe en la mente de
un niño que necesita más explicaciones.
Cara de Pájaro es un bonito álbum ilustrado
que desde la primera página nos hará
identificarnos con su protagonista, un niño
tierno y reflexivo, que no acaba de entender el
lenguaje de los adultos. Es un libro que
reflexiona sobre nuestra lengua y la capacidad
de permeabilidad que tenemos cuando somos
niños.
En cuanto a las ilustraciones se centran en la
desazón de Carrasco por descubrir qué hay
detrás de los pájaros y entender por qué él
tiene su cara. Son ilustraciones que se leen, en
paralelo, con el texto y que permiten
establecer un contraste entre el aspecto de
Carrasco, más bien pequeño y delgado, y la enormidad de su proyecto (libros y más libros,
apuntes, fórmulas...). Las ilustraciones en acuarela, propias de la autora, muy bonitas y delicadas,
en tonos cálidos sobre fondo blanco, son una invitación a ponernos en la piel de los niños para
darnos cuenta de hasta qué punto nuestras palabras pueden afectarles.
Cara de pájaro es un libro que permite volar, claro que sí, pero con la imaginación que es menos
peligroso y tiene muchas más ventajas que subirse a un muro y agitar los brazos.