Page 63 - Camino a la victoria
P. 63

Camino a la Victoria









          No existe tal cosa como «tiempo suficiente», porque a todos se nos dan 24 horas, de la
          misma manera.  Lo que importa entonces, es la forma en que manejamos esas 24 horas.




          Para administrar todo esto, debes entender dos cosas: la prioridad y la disciplina. La
          prioridad significa que de todas las cosas buenas que desees hacer en tu vida, tomes la más
          importante y la pongas al principio, después las demás van ocupando el lugar que les

          corresponde de acuerdo a tu deseo.  En el caso de tiempo y dinero necesitas separar cierta
          cantidad de tiempo y dinero para tu comida, educación de tus hijos, la renta de tu casa,
          impuestos, etc.  Esto hasta los no creyentes lo hacen.




          Como cristiano, debes dar un paso más adelante: además debes separar tiempo y dinero
          para Dios.  Debes apartar un periodo, cada día, para leer y estudiar la Palabra de Dios.

          También debes apartar algún tiempo para orar.  Debes tomar cierta cantidad de tiempo
          para ir a tu iglesia.  Y de la misma manera, separar una cierta cantidad de dinero para darle
          a tu iglesia, a la obra misionera, o a un orfanatorio o a amigos menos afortunados que tú.




          Hacer simplemente una lista de prioridades no es suficiente.  Debes disciplinarte a ti mismo
          para llevarlas a ser una realidad.  Esta parte de la disciplina es la más difícil, aún más que
          decidir cuáles son tus prioridades. En mi vida propia, el año de 1976 fue un buen ejemplo.

          Por alguna razón (no recuerdo exactamente cuál) yo me dije a mi mismo el primer día del
          año, «Este año voy a dar a Dios todo lo que me sobre.» Tú sabes, en cuatro de los doce
          meses, no tuve nada que me sobrara.  Entonces, el siguiente año, 1977, cambié el estilo de
          mi promesa y me dije, «Este año tomaré el 20% de mi salario cada mes y lo daré a Dios y yo

          viviré con el 80% restante.» ¿Sabes qué pasó? No solamente di más a Dios que en 1976,
          sino que mi vida en 1977 sufrió mucho menos, aunque en 1976 ocupe más tiempo para mí
          mismo.




          El tiempo, el dinero, la salud, la energía, las ideas, todo esto son dones de Dios.  La manera
          en que los debemos manejar para glorificar a Dios, es un acto de fe.






               www.cruzadamexicana.org                                                                Página 63
   58   59   60   61   62   63   64   65   66   67   68