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Camino a la Victoria

CAPÍTULO 3 ES ACTUAR

La vida es acción. Uno no tiene que estudiar biología, para saber que cada célula de su

cuerpo está en movimiento constante. Tú estómago está en acción constante, de otra
manera, no podrías digerir la comida. Tú pulmón está en acción cada segundo; en el
momento en que se detenga, morirás. Las células de tu cerebro están siempre en acción: si

no fuera así, dejarías de pensar y el pensar es la única diferencia entre tú y un cerdo. Tus
ojos están en acción continua, para que puedas ver todo lo que está a tu alrededor. Tus
oídos, tus dedos, los orificios de tu nariz, tus sentimientos, tu aliento, todo, está en acción

constante y continua. En el momento que uno de éstos deja de estar en movimiento,
puedes estar enfermo, incapacitado o muerto.

Tu vida espiritual es así también. El tener fe en Dios es en sí una acción. Confiar en las
promesas de Dios es una acción. El creer en el Hijo de Dios es una acción. Y todo esto es
una acción de mente y corazón; en otras palabras, esto es tu ejercicio espiritual, emocional
y la obra de tu voluntad.

Nuestras acciones u obras, son principalmente la expresión exterior de nuestro ser interior.
Si nuestro corazón está lleno de odio, se manifiesta en orgullo, mal carácter, amargura, e

incluso en crimen. Si tu corazón está herido, se refleja en coraje, lágrimas, deseo de
venganza y hasta en asesinato. Si tu corazón está lleno de codicia, todos tus pensamientos
se dirigirán a tu egoísmo.

Mateo 15:19 «Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los
adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.» Es Jesús

quien está hablando.

En la Biblia, la acción o el hecho de actuar, se describe con palabras tales como «frutos» y
«obras».

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