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Camino a la Victoria

ti, nunca llegarás a tu destino final. Lo que digan otros de ti debe considerarse valioso,

pero sólo hasta cierto punto.

La evaluación suprema de ti, la hace Dios a través de Su Palabra.

Nosotros viajamos hacia nuestro destino final cada día con, en, a través de y por la
presencia real del Señor que está en nosotros, para llevar a cabo su voluntad.

Ahora, ¿Qué acerca del destino final?

Aquí otra vez debemos escuchar a Pablo, el intérprete eficaz de Jesús. Abre tu Biblia y
busca la pequeña carta a los Filipenses. Busca el tercer capítulo, ahora cuidadosamente y
en voz alta, lee desde el primer versículo hasta el catorce. Marca el que tú quieras leer otra
vez. Subraya aquellos que quieras leer otra vez, para memorizarlos. Lee en voz alta.

Aquí, el Apóstol, ya anciano, se daba cuenta de que se aproximaba a su destino final, y
prevenía a sus compañeros creyentes de Filipo a que tuvieran cuidado de «los perros, de los

malos obreros» (v 2). Después, prosigue a presentar sus propias credenciales: el linaje de
su familia, su educación, su religiosidad, su celo y dedicación.

Y dice, «pero cuantas cosas eran para mi ganancia, las he estimado como pérdida por
amor de Cristo». En otras palabras, todo lo que sea considerado como una proeza en mi
vida, no le doy ninguna importancia porque Cristo es mi todo. Y sigue más adelante para

que sus amigos de Filipo entiendan con mayor claridad «…aún estimo todas las cosas como
pérdida…» ¿Por qué?

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