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grados, la mañana del 13 de febrero de 2001;
en 20 segundos causó los mismos efectos que
el anterior en varias ciudades del país.
En Armenia, el fenómeno natural afectó
muchas viviendas, especialmente las con-
struidas con un material precario. La gente de
escasos recursos sufrió daños considerables.
Luego de evaluar la hecatombe, se observó
que el parque no experimento mayores daños.
El hongo seguía intacto ¡Increíble! dos terre-
motos anteriores tampoco lograron botarlo.
El del 3 de mayo de 1965 de 6,5 y el de 1986,
con sus 7.5 en la escala de Richter. Con 43 años
todavía era joven y fuerte.
A Moisés Alvarado, Alcalde a quien le tocó
vivir la catástrofe, luego de evaluar los daños
con el ingeniero José Granados, según recu-
erda mientras caminaban por el centro, en un
pequeño intervalo, se le ocurrió pedirle algunas
ideas para construir un nuevo parque. Quería
llevar esperanza a la población, para superar
ese momento de desilusión. “Mirar con otros
ojos el centro”, dijo.
Con un capital de $22, 714.00 de dólares la
obra se echó andar. El diseño del parque lo real-
izó la Arquitecto Leiliani Moisa. Con un tiempo
de ejecución de seis meses (17 de diciembre de
2001 a 16 de mayo de 2002), se concluyó la edi-
ficación.
Moisa, luego de ver el parque anterior real-
izó un diagnóstico. No sin antes contemplarlo
con una vista “a vuelo de pájaro” y hacer una
panorámica. A la pregunta del Alcalde de
“qué se puede hacer allí”. Alzó sus ojos y con
la mirada fija en todo el espacio, dijo: “Bueno
yo tengo muchas ideas, por la forma del terreno
observo cuatro espacios” y con sus ademanes y
dibujos en el aire los comenzó a llenar.
En su estudio se encontró con una parte difí-
cil de cambiar: Frente a la iglesia, en la esquina
izquierda –de cara al portal de la señora Car-
men Mayén o Napoleón Saravia-, “esta parte
es muy alta”, dijo.
El ingeniero encargado de la obra, manifestó
que ese “pedazo, nos dio problemas. Pues al
construir en esa zona, comenzamos a quitar
toda la tierra, a rebanar todo. Más tarde nos
percatamos que el trazado no estaba para eso;
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EL BUSTO DE TOMÁS REGALADO
DESDE SU PEDESTAL SE MANTIENE
ETERNO CONTEMPLANDO LA GENTE
DEL PUEBLO
regresamos la tierra y la dejamos como
estaba. Esa parte quedó siempre alta, pero aun
así, y distribuido con gradas da la sensación de
un lugar bastante amplio”. Acota.
Al final se cubrió los cuatro espacios que
sólo estaban en la mente de la arquitecta. Uno
de ellos donde se encuentran las pérgolas o
balcones, que forman dos filas de columnas
enfrentadas, unidas por vigas puestas de forma
horizontal que generan un pasillo y al mismo
tiempo resguardan el jardín.
Trabajadores que participaron en la obra,
refieren que este espacio fue el que despertó
mayor curiosidad en el momento de su con-
strucción. Pues, al estar todo cerrado los “fis-
gones” inventaban de todo. “Allí están haciendo
una gasolinera”, aseguraban. Había quienes
subían al campanario de la iglesia, para matar
su indagación.
Otro espacio fue el de las veraneras, que
era un remanente del parque anterior, situado
frente a la iglesia. Con su abundante inflores-
cencia. Luego está el de los pabellones.
Con todos los arriates frente a la Alcaldía
y el kiosco sin barandas para crear más espa-
cio, un poco corrido hacia el sur. El parque fue
inaugurado el 8 de junio de 2002.
El emblemático General Tomas Regalado,
continúa resguardando el parque, como virtual
sobreviviente de los otros dos paseos de todos.