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ente. Algunas veces yo me fui con mi familia a las
casas de mis amigos a Sonsonate. El parque, solo.
Un día domingo daba tristeza verlo sin un alma
que lo visitara, pero era por eso”, puntualiza.
Luego de doce años de conflicto, el gobierno
y el Frente Farabundo Martí para la Liberación
Nacional, mediante los Acuerdos de Paz (16 de
Enero de 1992) terminaron con la guerra. La tran-
quilidad retorno al país y a Armenia. De repente
esa larga noche oscura se despejaba sobre el
parque; volvía la vida.
Durante esos doce años de guerra el árbol de
bálsamo se consumió, el mismo del que escribió EL KIOSCO DEL HONGO ANTES DE SER
Dagoberto Orrego Candray, que en 1931 apare- DERRIBADO FUE EL ESCENARIO DE LAS
ció un día sin saber quién lo plantó. El mismo DISTINCIONES A TRES HIJOS MERITÍSIMOS
que en su tronco él y su hermano, cuando niños DE ARMENIA, AL FONDO A LA IZQUIERDA
orinaban. EL PERIODISTA DAGOBERTO ORREGO
Con sus 57 años de vida fue CANDRAY Y EN MEDIO EL DIRECTOR DE
derribado – 28 de mayo de 1986-, ORQUESTA, RAFAEL BARRIENTOS Y
después de declararlo muerto. Más DON VÍCTOR ESCOBAR.
de 14 horas tardaron en talarlo.
Según refieren los curiosos que
observaron su “desmoche”, un EL BUSTO DE LA
agente forestal, luego de un examen POETIZA CLAUDIA LARS
sentencio: “ya no tiene vida, está COLOCADO EN EL PARQUE
seco”. EN EL CENTENARIO DE SU
Ricardo Arévalo, un joven de esa NACIMIENTO.
época, dijo que se sentó lloroso
junto al motón de ramas y pedazos
de leña en donde alguna vez estuvo siquiera saben que existió. Dago-
de pie el árbol. “La verdad, mani- berto, a sus 94 años le sobrevivió
festó, su sola presencia irradiaba y en sus momentos de lucidez lo
felicidad. Por un momento, al ver la recordaba y le daba tristeza que
escena, recordó un libro que habida nunca pudo decirle adiós.
leído del escritor español Alejandro Ya sin el bálsamo, al parque en
Casona: Los Árboles mueren de pie. los años siguientes le esperaban
Este fue el caso de nuestro bálsamo; muchos problemas y, por qué no,
murió de pié”. enfrentarse a su fin. Para aumentar
Dagoberto Orrego Candray, quien sus males, un viejo conocido había
solía inspirarse bajo el bálsamo, al regresado: “El punto de buses”.
retomar sus diabluras de escolar, Volvieron las mismas quejas de
reseñó “¡Mire que cosas! Como si 1958, sobre el desorden, basura y
en la actualidad, aun cansado por humo. Todos los autobuses paraban
los años, mi viejo árbol no siguiera frente a la Alcaldía. Esto duró por
haciendo lo mismo, en un intento de un espacio de 15 años (1986-2001).
sobrevivir en el tiempo”. Uno de los pobladores que lo vis-
El árbol ahora es sólo un recu- itó en esos tiempos, dijo, “Uno no
erdo, las nuevas generaciones ni podía pasar por el parque, porque
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