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Habían llegado de Ciudad Arce, ubicada en el
                                                                 departamento de Santa Ana. El taller estaba
                                                                 a unos metros de un portal frente al parque,
                                                                 cerca de un billar”.
                                                                    “Era un taller fuerte, - continua Alcides-,
                                                                 con unos 40 sastres. Don Roberto era hon-
                                                                 dureño. Doña Aminta, la esposa, no; ella en
                                                                 actitud oportunista, le puso el dedo, para
                                                                 quedarse con el negocio. Pasado el conflicto,
                                                                 este señor se fue de Armenia, abandonó
                                                                 todo. Eran difíciles esos días; a otros dos
                                                                 sospechosos los sacaron de sus casas y los
              MAPA DEL TEATRO DE                                 encarcelaron”, concluye.
              OPERACIONES DEL CONFLICTO                             Transcurrida la guerra, al parque le espe-
              BÉLICO EL SALVADOR -HONDURAS                       raba una década difícil. Pero no sólo eso,
                                                                 su epilogo ocurrió en 1974. Todo lo que se
                                                                 había hecho con paciencia, tesón y cono-
                                                                 cimientos básicos de geometría; luego de 53
                                                                 años de ser el eje de la diversión, un espacio
                                                                 común donde cualquiera podía estar, jugar
                                                                 pasear; abierto desde el amanecer hasta el
                                                                 anochecer, sucumbió a los tractores y las
                                                                 piochas.
                                                                    Cesar Moran, segundo regidor de la
                                                                 municipalidad de esa época, recuerda que
                                                                 el parque, además de envejecido estaba bas-
                                                                 tante dañado. Rafael González, el Alcalde de
                                                                 ese periodo, en una reunión del Concejo con
                                                                 mucha pena dijo: “debemos remodelarlo”.

       PIPO RODRÍGUEZ EN LA FOTO SELLÓ LA                        A partir de ese momento, el arrebato se
       VICTORIA SALVADOREÑA SOBRE HONDURAS                       impuso a la realidad. La obra se inició sin
       EN EL ESTADIO AZTECA. EN UN ABRAZO                        fondos, con tan solo una promesa del ejec-
       ELMER ACEVEDO FESTEJA EL TANTO                            utivo de 11 mil colones.
                                                                    Se contrató al Ingeniero Carlos Puente, un
                                                                 hombre de mediana estatura, unos sesenta y
           Entre los que no había que desprender-               ocho años de edad, moreno, con abundantes
        les el ojo estaban José María Sevilla, conocido       canas. El diseñó el segundo parque. Ese regidor
        como “Don Chemita”. Era difícil ser su custo-         Morán asegura que la idea no era destruir toda
        dio cuando la mayor parte de los armenineses          la estructura, “más bien estábamos interesados
        habían sido sus alumnos. Según sus conocidos,         en hacer un kiosco bonito, como ese velo blanco
        llegó a Armenia en 1940. Mucha gente que no           que tienen las monjas, como pañuelo doblado”,
        estaba de acuerdo con la medida en su contra          afirma.
        decía: “Pero, si él no tiene vela en este entierro”.     González depositó la Alcaldía en su segundo
           Alcides Cárcamo, integrante de uno de los          regidor, a finales de enero de 1974. Para el nuevo
        Comandos que vigilaba el parque, refiere una          jefe edilicio el problema se tornó grave. Todavía
        anécdota de otros dos catrachos. “Había un            no se demolía el parque, pero ya se encontraba
        señor conocido como Roberto, que fabricaba            la grava y la arena en sus instalaciones. Y no
        “blue jeans”, junto a su señora llamada Aminta.       encontraba cómo pagarle al ingeniero.



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