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recuerdos del pueblo donde nació. No descarta
volver algún día y caminar sobre la calle de
las cocinas y ver hacia atrás cuando su madre
la mecía en una hamaca sostenida por dos
horcones, mientras la olla de sopa de gallina
estaba ya en su punto. También recordaría
cómo su segunda madre la dejaba gatear en el
almacén, juguetear en los mostradores, mien-
tras Esteban decía, “cuidado no se te vaya a
caer la chavala”.
A finales de los cincuenta, con la construc-
ción de un mercado moderno, las cocinas
fueron retiradas de esa calle y por primera vez
se vio el terreno al desnudo, abrigado única- FACHADA DEL MODERNO EDIFICIO
mente por los recuerdos. En las noches, por DE CASA QUIÑÓNEZ EN LA CALLE
mucho tiempo, todavía era frecuente que DEL ANTIGUO MERCADO
alguien escuchara el eco de las ollas, cacerolas
y las voces de la gente que una vez estuvo allí.
Desde 1958 los establecimientos comerciales Arturo Guzmán, con su zapatería, como tam-
ya no se movieron. La vida de la calle siguió poco el almendro frente a su casa.
su curso, con apenas algunos inconvenientes. Ahora con la calle despejada se podía apre-
Según notas periodísticas locales de esa época, ciar la construcción de las casas de esa cuadra.
una de las quejas giró en torno al desperdicio Todas cubiertas de lámina troquelada (placas
de agua por la rotura de las cañerías, según los metálicas que simulan textura), con un cali-
peatones que la transitaban. Incluso señalaban bre propio para exteriores revestidas de color
el lugar exacto, entre la farmacia San José y el verde, con soporte de madera y bahareque
viejo mercado. como esqueleto, para quedar bien prensada.
“No han sido suficientes los Enfrente, el viejo mercado
esfuerzos del fontanero –ano- mostraba algunas modificaciones.
taban-, a quien hemos visto con La casa de los Quiñónez, ya no era
qué buena voluntad y cemento ha una vivienda sencilla. Con dos
querido subsanar el problema. De plantas y materiales de construc-
manera urgente pedimos el cambio ción de primera, se convirtió en un
de cañería. Lógico es suponer que edificio moderno. A continuación
lo mejor sería enterrar más pro- la casa de la Señora Rosa Esco-
fundamente el susodicho caño y bar, quien tendía su tabaco en la
hacer un empedrado firme y bien calle. Y al final de la cuadra, en la
hecho para que las camionetas esquina, el salón “El Recreo”.
no arruinaran una de nuestras Siempre, dentro del marco de
mejores calles”, insistían. la cotidianidad de esta avenida,
En los años sesenta la calle otra nota periodística destacaba
mostraba otra faceta. La Farmacia una súplica a las autoridades
San José ya no estaba y en su lugar CIPRIANO municipales para que, “prohíban
se estableció un almacén. “La Flor MORALES a la señora Rosa Escobar que tam-
Natural”, ubicado al final de esa RESPONSABLE iza su tabaco en la calle, pues con
misma cuadra. Muy próximo se DE LA MUERTE el viento que sopla y el polvo que
instaló un puesto de la Guardia DEL GENERAL levantan en su continuo pasar las
MARTÍNEZ
Nacional. Quien no se movió fue camionetas sufrimos mucho los
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