Page 22 - Aviadores de Noticias 2018
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No sabemos cómo fue que Tomás se enteró de nuestro plan, nunca lo voy a
saber y no dejo de echarme la culpa, si hubiéramos prestado atención nada de esto pa-
saba.
Él llegó hasta allí, a lo lejos lo vimos y lo primero que hicimos fue correr, nos
alcanzó. Me empujó contra las valijas y tomó a Martina del brazo. Se la llevó.
Dos semanas habían pasado y no sabía nada de ella, iba a su casa y nadie res-
pondía, su celular estaba apagado y el de Tomás igual, estaba desesperada. No sabía
qué hacer, pedí ayuda en mi colegio, en la policía y a todo aquel que se cruzara, nadie
me escuchaba. El día martes 14 de noviembre decidí ir a su casa.
Salté las rejas del patio y entré por atrás, adentro había un olor espantoso, no
había ni un solo ruido, entre habitación por habitación hasta que la vi. Vi a mi amiga
de una manera horrible. Todavía no puedo sacarme de la cabeza esa imagen, y no se lo
deseo a nadie.
Mi amiga, fue tomada de loca, la mataron sin piedad y dijeron que se suicidó. No la
conocían, no conocían lo que pasaba día a día, nadie la escuchaba.
El sentimiento de culpa por no hacer lo suficiente, la impotencia de pedir ayuda
y que nadie te escuche, la bronca de ver al asesino de mi amiga libre por la calle. El
miedo, miedo de que te haga lo mismo a vos, que se lo haga a otras chicas.
El miedo de saber que en el mundo hay otros como Tomás, de que hay asesinos que no
tienen compasión de nada, que destruyen vidas, que después de todo siguen libre como
si nada.
Tengo miedo, y es algo que no se lo deseo a nadie.
Lo cuento yo, porque Martina y otras mujeres más no pueden. Lo cuento yo,
por las pibas que ya no tienen voz. Basta, por favor, dejen de matarnos.
Abril Hus - 6to 2da
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