Page 124 - Cementerio de animales
P. 124
24
Alrededor de las nueve y media, le llamó Steve Masterton para preguntar si
quería jugar un partido de frontón; la cancha estaba disponible y podrían jugar todo el
día, si les apetecía, añadió con alborozo.
Louis comprendió su alegría —cuando la Universidad funcionaba, la lista de
espera para el frontón abarcaba hasta dos días—, pero declinó la invitación,
pretextando que tenía que trabajar en un artículo que preparaba para la "Revista de
Medicina Universitaria".
—¿Estás seguro? —preguntó Steve—. Mucho trabajo y poca distracción no es
bueno para la salud.
—Llámame luego —dijo Louis—. A lo mejor me tientas. Steve prometió hacerlo
así y colgó. Esta vez Louis había dicho sólo una media mentira; efectivamente, tenía
intención de trabajar en aquel artículo, que se refería al tratamiento de las
enfermedades contagiosas como varicela y mononucleosis en una enfermería, pero la
razón principal por la que había renunciado a jugar con Steve era la de que tenía todo
el cuerpo dolorido. Lo averiguó cuando, después de hablar con Rachel, entró en el
cuarto de baño para limpiarse los dientes. Los músculos de la espalda le tiraban y
pinchaban, tenía los hombros magullados de acarrear la maldita bolsa de plástico y
las corvas eran como cuerdas de guitarra tensadas para tres octavos más de lo normal.
«Joder, y tú que pensabas estar en forma.» Bonito papel habría hecho en el frontón,
persiguiendo la pelota como un viejo artrítico.
A propósito de viejos, aquella excursión al bosque no la hizo solo, sino con un
sujeto que frisaba los ochenta y cinco. Le hubiera gustado saber si Jud estaba aquella
mañana tan cascado como él.
Estuvo una hora y media trabajando en el artículo, pero la cosa no iba bien. La
soledad y el silencio empezaban a ponerle nervioso y acabó guardando los blocs de
notas y las gráficas que había pedido al John Hopkins en el estante situado encima de
la máquina de escribir, se puso el chaquetón y cruzó la carretera.
Jud y Norma habían salido, pero encontró un sobre con su nombre, prendido en la
puerta del porche. Lo quitó y levantó la solapa con el pulgar.
Louis:
La santa esposa y yo nos hemos ido a Bucksport de compras y ver una
cómoda que tienen en el Emporium Galorium a la que Norma le tiene echado el
ojo desde hace cien años, o así parece. Seguramente, nos quedaremos a
almorzar en McLeod's y regresaremos a media tarde. Pasa esta noche a tomar
un par de cervezas, si quieres.
Tu familia es tu familia. No quiero ser entrometido, pero si Ellie fuera hija
www.lectulandia.com - Página 124