Page 13 - Cementerio de animales
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Les vio llegar desde el otro lado de la calle, y venía a ver si podía ayudar en algo,
porque le pareció que estaban «un poco agobiados», para usar su expresión. Mientras
Louis mantenía al niño contra su hombro, Crandall se acercó, miró el bulto del cuello
de Gage y extendió una mano maciza y deforme. Rachel abrió la boca para protestar
—parecía una mano muy torpe y era casi tan grande como la cabeza de Gage—, pero
antes de que ella pudiera articular palabra, los dedos del anciano habían hecho un
movimiento certero, con tanta agilidad y precisión como los de un malabarista que
hiciera pasear las cartas sobre los nudillos o escamoteara una moneda. Y ya estaba el
aguijón en la palma de la mano.
—Es grande —comentó—. No diré yo de campeonato, pero muy desarrollado.
Louis se echó a reír.
Crandall le miró con su sonrisa torcida y dijo:
—Como una buena verga, ¿verdad?
—¿Qué dice, mamá? —preguntó Eileen con extrañeza, y también Rachel soltó la
carcajada.
Era una falta de educación, desde luego, pero, en cierto modo, no estaba fuera de
lugar.
Crandall sacó un paquete de Chesterfield Kings, se puso uno en la comisura de
sus labios, surcados de arruguitas verticales, y movió la cabeza, complacido, mientras
ellos se reían —hasta Gage hacía gorgoritos, a pesar de la picadura— y encendió una
cerilla de madera con la uña del pulgar. «Los viejos tienen sus trucos —pensó Louis
—. Son trucos pequeños, pero, algunos, muy buenos.»
Dejó de reír y extendió una mano, la que no sostenía el trasero de Gage: el
húmedo trasero de Gage.
—Celebro conocerle, señor…
—Jud Crandall —dijo el otro estrechándole la mano—. Es usted el médico ¿no?
—Louis Creed. Rachel, mi esposa, mi hija, Ellie, y el del aguijón, Gage.
—Encantado de conocerles a todos.
—Perdóneme, perdónenos por habernos reído. Es que… estamos un poco
cansados.
Volvió a entrarle la risa: la expresión no podía ser más floja. Él estaba reventado.
Crandall movió la cabeza.
—Es natural —dijo. Miró a Rachel—. ¿Quiere entrar un momento con los niños,
señora Creed? Le pondremos al pequeño una compresa de levadura para refrescar la
inflamación. Mi esposa se alegrará de poder saludarla. Casi no sale de casa. Desde
hace un par de años la artritis le da muchas molestias.
Rachel miró a Louis y él asintió.
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