Page 19 - Libro de Filosofía II
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parte,  haciendo  abandono  de  la  dialéctica,  preconiza  un  compromiso  entre  el

                  feudalismo  agonizante  y  el  capitalismo  naciente,  y  proclama  que  la  monarquía
                  feudal  prusiana,  con  ligeras  reformas  constitucionales,  constituye  el  término

                  supremo del desarrollo social.


                    La dialéctica de Hegel está vuelta hacia el pasado y no hacia el presente y el

                  porvenir. Hegel temía extraer las conclusiones de su propia doctrina, según la cual
                  la contradicción constituye el motor del devenir. En él, la lucha de los contrarios no

                  alcanza  su  coronamiento  lógico,  no  llega  hasta  la  victoria  de  lo  nuevo,  de  lo

                  progresivo,  sobre  lo  viejo,  lo  caduco.  Hegel  neutraliza,  concilia  los  contrarios,
                  ingeniándose en esfumar la lucha aguda que se desarrolla en el seno de la sociedad

                  dividida en clases antagónicas.


                    Los fundadores del materialismo dialéctico, Marx y Engels, no podían adoptar la
                  dialéctica de Hegel tal cual se presentaba, sino que la modificaron desde el punto

                  de vista materialista y la colocaron sobre sus pies. De ella sólo utilizaron su médula
                  racional:  la  teoría  del  desarrollo  y  del  cambio,  del  pasaje  de  los  cambios

                  cuantitativos  a  los  cambios  cualitativos,  &c.,  después  de  haber  desechado  su

                  corteza idealista. Marx y Engels crearon un nuevo método dialéctico inconmovible
                  de  la  filosofía  materialista.  Marx  escribía:  “Mi  método  dialéctico  no  sólo  es

                  fundamentalmente distinto del método de Hegel, sino que es, en todo y por todo su

                  reverso. Para Hegel, el proceso del pensamiento, al que convierte incluso, bajo el
                  nombre de idea, en sujeto con vida propia, es el demiurgo de lo real, y éste la simple

                  forma exterior en que toma cuerpo. Para mí, lo ideal no es por el contrario, más que
                  lo material traducido y traspuesto a la cabeza del Hombre” (Marx, El capital, Liba. I).

                    Las concepciones sociales y políticas de Hegel señalan una reacción aristocrática

                  frente a la Revolución Francesa. Aunque reconocía la necesidad de modernizar en
                  el sentido burgués las relaciones feudales caducas, Hegel no deseaba un cambio

                  radical del régimen feudal en Alemania. “Hegel”, escribía Marx, “quiere un sistema
                  de casta medieval, pero en el sentido moderno de un

                  Poder Legislativo, y quiere un Poder Legislativo moderno, pero en la envoltura de
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