Page 47 - Visiones de Alejandria | 3ra edicion | Editorial HL 2019
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Editorial HL | Literatura Moderna


                  izquierda. Se dio un trago de su botella y de inmediato un aura verde como de led con


                  humo negro pinto su contorno camuflajeandole su rostro y formas dentro de su propia

                  sombra, luciendo espectacular.



                  El círculo estaba casi completo.



                  Y  sin  más  preámbulo,  como  si  estuvieran  esperando  hacer  su  entrada,  llegando  los


                  otros dos que  faltaban para  comenzar,  y  claro,  lo  hicieron  en  par,    en  esta ocasión


                  acompañados de una mujer bella y rubia que venía vestida con una toga de carnaval

                  romano,  totalmente  excitada,  muy  seguramente  por  el  viaje  que  los  dos  ángeles


                  bipolares le estaban haciendo pasar a través de sus aventuras.



                  -Se llama Daniel, nos dijo Will, uno de los dos ángeles, el que siempre hablaba en tono


                  amigable en representación de los intereses del infierno; usando un tono de vos como

                  si estuviera llamándonos hienas y sirviéndonos un gran filete.



                  -Vino  porque  quiere  escuchar  una  historia  loca,  dijo  el  otro  ángel  bipolar  que  a


                  diferencia de Will  era muy bueno. Así nos dijo en tono sonriente mientras avanzaba


                  alegremente, como entre bailando y saltando, hacia donde estaba la botella del bardo

                  y se bebía un sonoro trago Wave, el líquido eléctrico que de ahí se tomaba.



                  Y en eso empezó a alucinar, comenzó a retorcerse flotando a unos metros del suelo


                  diciéndole al bardo que se detuviera por favor mientras sus ojos se le ponían morados

                  como supernovas.



                  Pero nada, de eso nada, sino todo lo contrario, porque el bardo se puso de pie y como


                  un titiritero comenzó a mover sus manos como un ventrílocuo siniestro, guiando los


                  movimientos del ángel bueno en el aire utilizando hilos invisibles. De arriba abajo en




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