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Oler a oveja. De una Iglesia con pastores encerrados en sus parro-
quias, clérigos de despacho, a pastores que huelan a oveja, que cami-
nen delante, detrás y en medio del pueblo.
Iglesia alegre y joven. De una Iglesia envejecida, triste… a una Igle-
sia joven y alegre, levadura y fermento en la sociedad-
Casa y Pueblo de Dios. De una Iglesia ONG piadosa, clerical, ma-
chista, monolítica… a una Iglesia Casa y Pueblo de Dios, donde ten-
gan sitio los laicos, las mujeres, las familias
LA PALABRA Y LA EXPERIENCIA DE DIOS COMO
EJE DE LA EVANGELIZACIÒN.
El mismo Papa Francisco no se cansa de repetir unas palabras del
Papa Benedicto, porque apuntan al centro del Evangelio: “No se
comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino
por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un
nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”.
Lo primero es el amor de Dios, su iniciativa, su voluntad de manifestar-
se, su plan de salvación a toda la humanidad. A la base de todo, de la
misión de Iglesia y de nuestra respuesta de fe está el amor de Dios. El
amor de Dios es lo previo: es el corazón mismo del Evangelio.
Es imposible al leer esta frase y no remitirse a la Constitución dogmáti-
ca sobre la Revelación del Concilio Vaticano: “Dispuso Dios en su sabi-
duría revelarse a Sí mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad,
mediante el cual los hombres, por medio de Cristo, Verbo encarnado,
tienen acceso al Padre en el Espíritu Santo y se hacen consortes de la
naturaleza divina.” (DV 2)
Dios nos ama primero o Dios toma la iniciativa, significa que Dios nos
primerea. Y esta acción primera de Dios, es luz para entender toda la
opción cristiana.