Page 151 - Aldous Huxley
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tiende a desarrollarse a medida que la imaginación y los sentidos se excitan menos y son
menos excitables, nuestra razón halla menos obstáculos en su labor, se ve menos
ofuscada por las lágrimas; los deseos y las distracciones en que solía absorberse; por lo
cual Dios emerge como desde detrás de una nube; nuestra alma siente, ve, se vuelve
hacia el manantial de toda luz; se vuelve, natural e inevitablemente, hacia ella; porque
ahora que todo lo que daba al mundo de las sensaciones su vida y su encanto ha
empezado a alejarse de nosotros, ahora que la existencia fenoménica ha dejado de
apoyarse en impresiones interiores o exteriores, sentimos la necesidad de apoyarnos en
algo permanente, en algo que nunca pueda fallarnos, en una realidad, en una verdad
absoluta e imperecedera. Sí, inevitablemente nos volvemos hacia Dios; porque este
sentimiento religioso es por naturaleza tan puro, tan delicioso para el alma que lo
experimenta, que nos compensa de todas las demás pérdidas. -Mustafá Mond cerró el
libro y se arrellanó en su asiento-. Una de tantas cosas del cielo y de la tierra en las que
esos filósofos no soñaron fue esto -e hizo un amplio ademán con la mano-: nosotros, el
mundo moderno. Sólo podéis ser independientes de Dios mientras conservéis la
juventud y la prosperidad; la independencia no os llevará a salvo hasta el final. Bien, el
caso es que actualmente podemos conservar y conservarnos la juventud y la prosperidad
hasta el final. ¿Qué se sabe de ello? Evidentemente, que podemos ser independientes de
Dios. El sentimiento religioso nos compensa de todas las demás pérdidas. Pero es que
nosotros no sufrimos pérdida alguna que debamos compensar; por tanto, el sentimiento
religioso resulta superfluo. ¿Por qué deberíamos correr en busca de un sucedáneo para
los deseos juveniles, si los deseos juveniles nunca cejan? ¿Para qué un sucedáneo para
las diversiones, si seguimos gozando de las viejas tonterías hasta el último momento?
¿Qué necesidad tenemos de reposo cuando nuestras mentes y nuestros cuerpos siguen
deleitándose en la actividad? ¿Qué consuelo necesitamos, puesto que tenemos soma?
¿Para qué buscar algo inamovible, si ya tenemos el orden social?
-Entonces, ¿usted cree que Dios no existe? -preguntó el Salvaje.
-No, yo creo que probablemente existe un dios.
-Entonces, ¿por qué ... ?
Mustafá Mond le interrumpió.
-Pero un dios que se manifiesta de manera diferente a hombres diferentes. En los
tiempos premodernos se manifestó como el ser descrito en estos libros. Actualmente...
-¿Cómo se manifiesta actualmente? -preguntó el Salvaje.
-Bueno, se manifiesta como una ausencia; como si no existiera en absoluto.
-Esto es culpa de ustedes.
-Llámelo culpa de la civilización. Dios no es compatible con el maquinismo, la
medicina científica y la felicidad universal. Es preciso elegir. Nuestra civilización ha
elegido el maquinismo, la medicina y la felicidad. Por esto tengo que guardar estos
libros encerrados en el arca de seguridad. Resultan indecentes. La gente quedaría
asqueada si...