Page 67 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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EL  MUNDO  DE  LA  CONQUISTA:  LA  EXPLOTACIÓN  DE  LOS  REINOS  67

     Hipódamo de Mileto.3 Eran edificios  construidos deprisa,  que sólo en
     contadas ocasiones daban una impresión de monumentalidad y belleza.
         Una primera  zona  de  urbanización  estaba  formada  por la  antigua
     Mesopotamia, con Antioquía-Edesa, Antioquía-Nisibis, Dura-Europos,
     Seleucia del Tigris y Babilonia. De aquellas ciudades, la más conocida,
     gracias a importantes campañas de excavaciones, es Dura-Europos, en la
     orilla derecha del Eufrates, una creación de Seleuco I. Fortificación para
     vigilar el paso del río y centro comercial de primer orden, la ciudad esta­
     ba construida en forma de tablero alrededor de una gran ágora. Las ins­
     tituciones eran griegas, con una bulé, un estratega, tesoreros, sitonai en­
     cargados  del  abastecimiento  de  trigo,  pero  el  rey  ejercía  su  control
     mediante un epistates. Los ciudadanos poseían kleroi (parcelas de tierra),
     que los nativos preparaban para ellos. Junto a los templos dedicados a los
     dioses griegos (Zeus Megisto,4 Apolo y Artemisa), había numerosos san­
     tuarios de divinidades propias y el arte demuestra claramente el rápido
     predominio  de los  elementos orientales.  En  todo caso, la  prosperidad
     económica era considerable y el desarrollo de Dura fue continuo duran­
     te la época romana, más allá del período de ocupación por los partos.


        Sin embargo, las mejores creaciones seléucidas están en Siria,  que,
     por otra parte,  se convirtió en el centro del reino tras las sucesivas re­
     ducciones del mismo. Había cuatro ciudades importantes, dos puertos,
     Seleucia de Pieria y Laodicea (actual Latakia), y dos ciudades sobre el
     Orontes, Antioquía y Apamea.
        Antioquía estaba situada en la orilla izquierda del Orontes, a 22 km
     de su desembocadura, en un rico valle que, en este lugar, alcanzaba los
     40 km de anchura y cuyo fértil suelo y abundantes precipitaciones per­
     mitieron transformarlo en un vasto vergel. El Orontes, navegable hasta

        3.  El urbanismo hipodamiano apareció hacia el 480. La tradición lo vincula al nom­
     bre de Hipódamo de Mileto, un filósofo (¿pitagórico?) que, en realidad, sintetizó inves­
     tigaciones anteriores llevadas a cabo, especialmente, en las ciudades coloniales. Se basa-
     M en dos nuevos principios:
        a)  las calles se cortan en ángulo recto, lo que da una disposición en tablero, sin que,
           por otra parte, tenga que haber necesariamente dos ejes principales, como será el
           caso en las creaciones romanas;
        b)  el plano pretende ser funcional y, por ejemplo, reserva zonas especiales para el
           puerto, los edificios oficiales y las viviendas.
        4.  Muy grande.
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