Page 65 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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EL  MUNDO  DE  LA  CONQUISTA:  LA  EXPLOTACIÓN  DE  LOS  REINOS  65

     permitieron la implantación de tropas, que vigilaban las grandes vías de
     circulación y las posiciones estratégicas:  el ejemplo más claro se dio en
     Asia Menor, disputada encarnizadamente a los atálidas, donde eran nu­
     merosas las instalaciones de clerucos en forma de pequeños agrupamien-
     tos urbanos (politeumata). Las ciudades también hicieron disminuir las
     resistencias autóctonas, al dividir las antiguas satrapías entre las ciudades.
     Se ha llegado a plantear que, con ello, los soberanos encontraban la ma­
     nera de satisfacer hábilmente las aficiones tradicionales de sus súbditos
     griegos, al ahorrarse lo gravoso de una administración como la que los lá­
     gidas debían utilizar en un reino estrictamente rural como Egipto. Final­
     mente, las ciudades tampoco olvidaban el designio de Alejandro: ya no se
     trataba de mezclar las razas, pero al menos soñaban con helenizar Orien­
     te, con la doble finalidad de dominar a los nativos por asimilación y de di­
     fundir la superior civilización griega —la única digna del hombre.
        Los resultados de aquella política fueron desiguales. Los seiéucidas se
     crearon sus propias dificultades, porque las ciudades eran levantiscas, si­
     guiendo la gran tradición griega, de modo que se registraron varias re­
     vueltas en Antioquía. Es cierto que el sistema persa de las satrapías no era
     mucho más favorable a un poder central fuerte. Por otra parte, los seiéu­
     cidas limitaron sus ingresos al recortar los dominios reales para dotar de
     territorios a las ciudades, cuyos impuestos directos e indirectos propor­
     cionaban rentas menores que la explotación de la tierra por los campesi­
     nos sujetos a la monarquía.  Pero, más allá de los beneficios militares y
     económicos, la urbanización fue, políticamente, una medida hábil, ya que
     es indudable que favoreció la difusión del helenismo.2 Mientras que los
     lágidas actuaban a menudo como acumuladores de capital, preocupados
     únicamente en aumentar sus rentas, los seiéucidas se comportaban como
     reyes, y no descuidaban el supremo interés de su reino.


     Dura y Antioquía

        Las ciudades seiéucidas se construyeron siguiendo el mismo modelo
     y las reglas estrictas del urbanismo de plano cuadriculado, difundido por


        2.    La difusión del derecho griego hasta el Irán seléucida es notable. Se han encon­
     trado actas de manumisiones conforme a los usos griegos en la región de Gorgan (en el
     ángulo S-E del Caspio, en Hircania) y en Seleucia del Euleo (Susa): se hacían «en benefi­
     cio del rey y de la reina» y el esclavo se consagraba, tras su manumisión, a una divinidad
     —Serapis, en el primer caso, y la diosa indígena Nanaia, en el segundo— . Sobre el edic­
     to de Antíoco III en Laodicea, véase la pág. 213.
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